El Último Año en el Instituto Nuestra Señora del Iguazú
Era un fresco día de octubre en el Instituto Nuestra Señora del Iguazú y el sol brillaba con intensidad. Las hojas de los árboles comenzaban a cambiar de color, y con ese cambio, también lo hacían los corazones de los egresados de 6to año. Sofía, María, Valentina, Sol, Caty, Valen, Abril, Rocio, Maka, Vicky, Luis, Seiel, Dylan, Faby, Fabri, Lauty y Nahuel se preparaban para una etapa de su vida que nunca olvidarían.
El grupo se reunió en el patio de la escuela. La emoción era palpable en el aire.
- “¿Se dan cuenta que este es nuestro último año juntos? ”” - dijo Valentina, con los ojos llenos de lágrimas.
- “Sí, es una mezcla de alegría y tristeza”, respondió Caty, mirando a sus amigos.
- “Pero todavía nos quedan muchas aventuras por vivir”, exclamó Abril, intentando animar a todos.
Durante el primer día de octubre, el profesor Luis anunció algo inesperado:
- “¡Estudiantes! Este año, además de la graduación, organizaremos un viaje sorpresa. Será un viaje donde todos podrán conocerse mejor y crear recuerdos inolvidables.”
- “¡Qué emocionante! ” - gritó Sol, haciendo saltar a todos de alegría.
Los días pasaron, y la idea del viaje los mantenía entusiasmados. Cada uno tenía sueños y anhelos distintos. Maka quería ser artista, Rocío soñaba con viajar por el mundo, y Vicky anhelaba convertirse en una gran científica. Sin embargo, había algo que les preocupaba.
- “¿Y si el viaje no es como esperamos? ” - dijo Dylan, con un tono de preocupación.
- “Lo importante es estar juntos, eso es lo que hace que cualquier lugar sea especial,” respondió Faby, con confianza.
Al llegar el día del viaje, los amigos se subieron al micro escolar llenos de emoción. El destino era un hermoso parque nacional lleno de naturaleza, el lugar ideal para conectar unos con otros. Allí, se hicieron juegos, exploraron senderos escondidos y compartieron secretos.
Una noche, mientras miraban las estrellas, Valen sorprendió al grupo con una noticia:
- “Mi familia planea mudarse a otra provincia...”
De inmediato, un silencio incómodo lo envolvió.
- “Eso no puede ser…” - dijo Lauty, mientras se aferraba a su amigo.
- “Pero aún hay tiempo antes de irme. ¡Quiero hacer un último gran recuerdo con todos ustedes! ” - insistió Valen, sonriendo con nostalgia.
Decidieron entonces crear algo que los uniera aún más: un mural homenaje a su amistad. Durante los días siguientes, se dedicaron a recolectar imágenes, dibujos y pequeños recuerdos que simbolizaban su paso por el Instituto.
- “Cada uno debería aportar algo que represente lo que significan estos años para nosotros,” - propuso Seiel.
El día de la presentación del mural llegó. En un bello rincón del jardín, los estudiantes exhibieron su creación. Stallone, el director, los elogió,
- “Este mural no solo refleja su talento, sino el amor y la amistad que han cultivado aquí en el instituto”.
Sin embargo, cuando la ceremonia de graduación se acercó, un nuevo desafío se presentó.
- “¿Qué pasará con Valen? ”- se preguntaron en voz baja mientras miraban la lista de invitados.
Valen, al ver el desánimo, se acercó y les dijo:
- “Lo que importa es lo que hemos vivido juntos. Siempre seremos amigos, sin importar la distancia.”
El día de la graduación, una vez pasadas las emociones y las risas, Valen tomó un micrófono y dijo:
- “Quiero que cada uno de ustedes sepa que aunque me mude, nunca dejaré de ser parte de esta familia. Los llevaré en mi corazón.”
Las lágrimas de todos brotaron, y en ese mismo instante comprendieron que los lazos de amistad verdaderos nunca se rompen, no importa la distancia. Al terminar la ceremonia, un miembro del grupo propuso un pacto:
- “Dediquémonos a mantenernos unidos y a visitarnos siempre que podamos. ¡Hagamos un club de amigos! ”
Todos aplaudieron la idea, y ese día se celebró un nuevo comienzo, lleno de promesas y sustantivas vivencias. Aunque cada uno siguió su camino, un pedacito de cada amistad que habían construido permanecería grabado en sus corazones, como esos colores vibrantes del mural que simbolizaban el amor y la aventura de crecer juntos.
Y así, con el nuevo ciclo a punto de comenzar, miraron al horizonte y comprendieron que, aunque la vida los llevara por caminos diferentes, siempre recordarían aquellos momentos mágicos en el Instituto Nuestra Señora del Iguazú.
- “¡Hasta siempre, amigos! ¡Nos veremos en nuevas aventuras! ” - gritó Sofía, mientras todos se abrazaban, prometiendo mantener su amistad viva a pesar del tiempo y la distancia.
FIN.