El Último Canto de Pappo
En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía un pájaro llamado Pappo. Era un loro de colores vibrantes que siempre soñaba con volar más allá del monte que abrazaba su hogar. Todos los días se sentaba en la rama más alta del árbol grande de la plaza, observando cómo otros pájaros parecían danzar libremente en el cielo.
Un día, su amigo el ratón Roco se le acercó mientras Pappo miraba envidiosamente a las aves que volaban.
"Pappo, ¿por qué no intentás volar más alto? ¡Debés intentarlo!"
"No sé, Roco. Lo he intentado pero siempre regreso a mi rama. Tengo miedo de no poder y caer."
"Pero si nunca lo intentás, siempre te quedarás aquí. ¡Vamos, seamos valientes juntos!"
Con el corazón latiendo rápido, Pappo decidió que era hora de aventurarse.
"¡Está bien, Roco! ¡Vamos a intentarlo!"
Las primeras veces que Pappo intentó volar hacia el monte, se convirtió en un espectáculo para los demás animalitos.
"¡Mirá a Pappo! ¡Está intentando volar!" gritaban algunos de los pájaros.
"Nunca lo logrará!" se reían otros.
"¡Seguí intentándolo, Pappo!" animaba Roco.
Sin embargo, cada vez que Pappo intentaba elevarse, sentía que algo lo retenía. Entonces, decidió hablar con Doña Araña, quien había tejido una hermosa telaraña en el árbol.
"Doña Araña, siempre has sido muy sabia. ¿Qué puedo hacer para volar alto como los demás y ver lo que hay más allá del monte?"
"Querido Pappo, a veces nos limitamos por nuestros miedos. Debés encontrar tu propio ritmo y confianza. ¡Podés hacerlo!"
Inspirado por las palabras de Doña Araña, Pappo no se rindió. Años pasaron, y aunque los fracasos fueron muchos, su confianza creció con cada intento.
"¿Ves, Roco? Hoy me siento diferente. ¡Puedo lograrlo!"
"¡Sí! ¡Vamos a por ello, amigo!"
Finalmente, un hermoso día de verano, Pappo sintió que el viento estaba a su favor. Miró al horizonte y recordó todas las veces que había intentado.
"Hoy es el día, Roco. ¡Cuentame hasta tres!"
"¡Uno, dos, tres!"
Pappo dejó de lado sus miedos, se lanzó del árbol y, para su asombro, comenzó a elevarse.
"¡Estoy volando! ¡Lo estoy logrando!" gritaba emocionado mientras se deslizaba entre las nubes.
Roco lo observaba desde abajo, eufórico.
"¡Bravo, Pappo! ¡Eres increíble!"
Durante su vuelo, Pappo descubrió nuevos lugares, grandes praderas y ríos que nunca había visto. Comprendió que el mundo era vasto y hermoso. Una vez que aterrizó, todos en el pueblo lo vitoreaban.
"¡Pappo, lo hiciste!"
"¡Ahora todos pueden volar con vos!"
Pappo decidió que debía compartir su experiencia con otros. Organizó un taller en el árbol del pueblo.
"¡Todos pueden volar! No importa cuántas veces fallen. Siempre hay oportunidad de intentarlo de nuevo. ¡Conseguido el deseo y esfuerzo, los logros llegan!"
Y así fue como Pappo no solo voló, sino que inspiró a todos los habitantes del pueblo a perseguir sus sueños sin miedo al fracaso. Con el tiempo, Pappo se convirtió en un símbolo de valentía y esfuerzo para cada criatura del bosque.
Y en cada canto al amanecer, recordaban que, aunque cayeran, siempre había una oportunidad de levantarse y volver a intentarlo.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.