El Último Día de Práctica



En un pequeño y colorido barrio de Buenos Aires, Cristian y sus amigos se preparaban para su último día de práctica en el centro de actividades recreativas de su comunidad. Fue un mes lleno de diversión, aprendizajes y algún que otro desafío. Cristian, un chico entusiasta y curioso, siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.

"Che, ¿pueden creer que ya llegó nuestro último día de práctica?" - dijo Cristian, mirando a sus compañeros.

"Sí, ¡qué rápido pasó todo!" - respondió Lucía, una chiquita con grandes sueños de ser artista.

"Me da un poco de tristeza dejarlo, aprendí un montón sobre cómo organizar actividades y trabajar en equipo" - agregó Martín, el más tímido del grupo.

Sin embargo, no todo era melancolía. Cristian tenía una idea brillante en mente.

"¿Y si hacemos algo especial para despedirnos? Una fiesta sorpresa para todos los que vinieron a las prácticas. Podemos mostrar lo que aprendimos y hacer que se sientan orgullosos".

Los ojos de sus compañeros brillaron.

"¡Es una gran idea!" - exclamó Lucía. "Podemos hacer una obra de teatro, bailes y también podemos preparar unas ricas tortas".

"¡Sí!", interrumpió Martín emocionado, "Y podemos invitar a todos los que participaron en nuestras actividades durante el mes".

Así fue como decidieron organizar una gran despedida. Pasaron la tarde juntando materiales, haciendo decoraciones y preparando un guion para la obra de teatro.

Desde esa tarde, el grupo se sintió más unido que nunca. Cristian se encargó de dirigir la obra, Lucía se había ofrecido para las decoraciones y Martín se ocuparía de coordinar el catering. Cada uno encontró su lugar en la organización.

Cuando llegó el día de la fiesta, todo estaba listo. Las risas llenaban el aire mientras los niños se ponían trajes improvisados y ensayaban sus líneas justo antes de que llegaran los padres y todos los voluntarios.

"¡Esto va a ser increíble!" - dijo Cristian con una gran sonrisa.

Finalmente, los invitados llegaron. Cristian miró a su alrededor y se dio cuenta de lo importante que era el momento. Su corazón latía con fuerza. Apagaron las luces y la obra comenzó.

Los aplausos retumbaban mientras la obra se desenvolvía. Todos disfrutaron de una velada llena de sorpresas: bailes, sketches cómicos y una mesa repleta de tortas y golosinas, todas hechas por ellos mismos. Cristian sintió que su idea había sido un éxito.

Al final, todos se reunieron para compartir lo que más habían disfrutado de ese tiempo juntos.

"¿Puedo decir algo?" - preguntó Martín, todavía un poco nervioso. "Tuve miedo de no encajar al principio, pero ahora siento que somos como una gran familia".

"¡Sí!" - dijo Lucía, "Aprendí que, aunque cada uno es diferente, juntos hacemos cosas increíbles".

Justo en ese instante, Cristian entendió lo valioso que era el trabajo en equipo y cómo, a pesar de las diferencias, las metas podían cumplirse si todos colaboraban.

"No importa dónde estemos, siempre llevaremos con nosotros todo lo que aprendimos en este tiempo juntos" - afirmó Cristian, emocionado.

La fiesta terminó con abrazos, risas y promesas de seguir en contacto. Aunque su práctica había llegado a su fin, Cristian y sus amigos supieron que esta experiencia había sido solo el comienzo de muchas aventuras futuras.

Desde ese día, siempre recordarían su último día de práctica no como un adiós, sino como el inicio de su camino juntos, siempre listos para crear, aprender y divertirse.

FIN.

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