El último diálogo de Sócrates
Había una vez en la antigua Atenas, un filósofo muy sabio llamado Sócrates. Sócrates había sido acusado injustamente en un juicio y condenado a morir tomando cicuta.
Antes de enfrentar su destino, Sócrates decidió tener un último diálogo con sus amigos, para dejarles una lección de vida. Sus amigos, entre ellos Platón, lo visitaron en su celda.
- Queridos amigos, el momento de mi partida está cerca, pero no teman, pues mi espíritu vivirá en ustedes y en todos aquellos que busquen la verdad y la sabiduría - dijo Sócrates con serenidad. Sus amigos lo escucharon atentamente, con lágrimas en los ojos. Sócrates continuó: - La vida es como un viaje en busca del conocimiento.
Aprendan a cuestionar, a reflexionar, a dudar. Esa es la verdadera sabiduría. No se dejen llevar por las opiniones de los demás, busquen la verdad por ustedes mismos. Sus amigos asintieron, asimilando las palabras de Sócrates.
De repente, un guardia anunció que era hora de partir hacia el lugar de la ejecución. Sócrates se despidió de sus amigos con una sonrisa serena. En el camino, siguió filosofando con el guardia que lo acompañaba, discutiendo sobre la justicia y la naturaleza del alma.
A medida que se acercaban al lugar, Sócrates irradiaba paz y sabiduría, inspirando incluso al guardia. Al llegar al sitio, tomó la cicuta con calma y sin miedo, mostrando así su firmeza en sus convicciones.
Su legado perduró en la historia, recordándonos la importancia del pensamiento crítico y el amor por la verdad. La lección de Sócrates inspiró a muchos a seguir su ejemplo, convirtiéndose en un faro de sabiduría en la historia de la filosofía.
FIN.