El último dragón de Ecuador



Era un día soleado cuando el pequeño Leo, un niño curioso y aventurero, escuchó por la radio un anuncio que le cambió la vida.

"¡Última hora! Un dragón real ha sido encontrado en Ecuador. Los científicos dicen que este dragón es una nueva especie que existió hace millones de años y que es el último de su clase."

Leo no podía creerlo. "¡Papá!" gritó emocionado. "¿Podemos ir a ver al dragón?"

Su papá, un hombre amable y soñador, sonrió y dijo: "Claro, hijo. ¡Vamos a hacer un viaje!".

Tras un largo viaje en avión y coche, llegaron a una gran instalación donde se mantenía al dragón. Al llegar, Leo vio a muchos científicos y periodistas. El dragón era enorme, con escamas brillantes y ojos que brillaban como dos faroles.

Un científico llamado Dr. López explicó: "Este dragón ha vivido en secreto en las montañas de Ecuador. Lo hemos llamado Quetzal, y es el último de su especie. Debemos cuidarlo y estudiar su hábitat."

Leo se acercó a mirar, con el corazón latiendo rápido. "-¿Qué come?" le preguntó a Dr. López.

"Come frutas y vegetales, pero también necesitamos asegurarnos de que esté feliz y saludable," respondió el científico.

Pasaron semanas y Leo visitaba frecuentemente a Quetzal. Un día, algo extraordinario sucedió: Quetzal puso un huevo.

"-Eso es increíble!" exclamó Leo. "-¿Qué pasará con el huevo?"

"-Debemos cuidarlo con mucho amor y paciencia," explicó el Dr. López.

Leo se ofreció a ayudar. Todos los días, lo visitaba con frutas frescas y le contaba historias. Después de unos meses llenos de curiosidad y expectativas, sucedió lo inesperado: el huevo comenzó a crackear.

"-¡Mirá! ¡Va a nacer!" gritó Leo emocionado.

Con un pequeño estallido, una cría de dragón salió del huevo. Era tan pequeña y linda, con escamas de colores brillantes.

"-La vamos a llamar Luma," sugirió Leo.

Con el tiempo, Luma creció y se volvió muy juguetona. Sin embargo, Leo comenzó a preocuparse porque Quetzal y Luma parecían tristes.

"-Dr. López, ¿por qué están tristes?"

"-Los dragones necesitan volar y vivir en su hábitat natural. Quizás deberíamos pensar en una manera de ayudarles," respondió el científico.

Leo pensó un momento y luego tuvo una brillante idea. "-¡Podemos crear un espacio que simule su hogar!"

Con la ayuda de los científicos, Leo organizó un evento en el que la comunidad podría ayudar a construir un santuario para Quetzal y Luma. Todos los niños y adultos se unieron, y muy pronto crearon un hermoso espacio con montañas, árboles, y un gran estanque lleno de frutas.

Finalmente, el gran día llegó. Con un poco de tristeza y mucha emoción, Leo y los científicos abrieron las puertas del santuario.

"-¡Es tu hogar, Quetzal y Luma!" dijo Leo mientras los dragones exploraban.

Volar, volar, volar. Quetzal y Luma comenzaron a dar vueltas en el aire, llenos de alegría.

Todos aplaudieron y celebraron. Leo se sintió espaciado, sabiendo que había hecho algo maravilloso.

El tiempo pasó, y aunque Leo se despidió de Quetzal y Luma, siempre recordaría la aventura que vivió. Aprendió que el amor y la bondad pueden transformar el mundo, y que a veces, las criaturas más mágicas solo necesitan un poco de ayuda para encontrar su lugar en el mundo.

FIN.

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