El Último Guardián del Chaco



Era una amanecida brillante en el Chaco paraguayo, donde los árboles verdes, altos como gigantes, danzaban al ritmo del viento. En esta tierra mágica, donde los pájaros cantaban y los ríos serpenteaban, vivía un joven llamado Tato, conocido como El Último Guardián del Chaco. Aunque aún no era muy grande, su corazón latía fuerte por la selva. Cada día, Tato se adentraba en el bosque para cuidar de sus amigos los animales y mantener el equilibrio de la naturaleza.

Pero había un peligro acechante: Piro Max, un hombre avaricioso que buscaba recaudar dinero a través de la tala de árboles. -¡Corta, corta sin parar! ¡Lo que importa es el oro, no los árboles! - gritaba mientras su hacha hacía tronar a los viejos guardianes del bosque. Al escuchar los ecos de su risa malvada, Tato sintió que debía hacer algo.

Un día, mientras observaba desde una colina a Piro Max arrasar con todo, Tato decidió que no podía quedarse de brazos cruzados. -¡Debo hablar con mis amigos! - exclamó, y se lanzó a correr al encuentro de su inseparable compañero, el loro Freni.

-¡Freni! Debemos detener a Piro Max. Si seguimos así, pronto no habrá más árboles ni animales en el Chaco.- dijo Tato con preocupación.

-¡Sí, Tato! Pero, ¿cómo lo haremos? Él es muy fuerte y tiene a muchos hombres a su lado.- respondió Freni, moviendo su cabeza con temor.

-Convocaremos a todos los animales del bosque. ¡Juntos somos más fuertes! - sugirió Tato, lleno de determinación.

Así fue como Tato y Freni iniciaron el primer gran consejo de animales. Desde los más pequeños como las hormiguitas hasta los grandes como el jaguar y el tapir, todos se reunieron para escuchar la propuesta de Tato.

-Queridos amigos, estamos todos aquí porque amamos el Chaco. Piro Max está destruyendo nuestra casa, y no podemos dejarlo hacer. Necesitamos unir fuerzas para proteger nuestro bosque.- expuso Tato delante de todos.

-Cuando los árboles caen, nosotros también sufrimos. Necesitamos hacer ruido, hacernos notar.- dijo la tortuga Ramona, con voz temblorosa.

-¡La mejor defensa es un buen ataque! - aulló el lobo Blas, alzando su voz.

Después de mucho debatir, decidieron que organizarían una gran marcha de animales hacia el campamento de Piro Max, en un intento por asustarlo y hacer que se detenga.

Al amanecer del día de la marcha, el sol brillaba radiante. Tato lideró la fila, seguido por cientos de animales que hacían ruido, gritando por sus bosques. -¡Libertad para el Chaco! ¡Libertad para nuestros hogares! - resonaba el eco por todo el bosque.

Al llegar a la zona de Piro Max, los hombres, asustados por la cantidad de animales que se abalanzaban, comenzaron a retroceder. Piro Max, al ver lo que sucedía, salió de su tienda. -¿Qué está pasando aquí? Who do you think you are? - preguntó con voz temblorosa.

-¡Somos los protectores del Chaco! Y hemos venido a hacerte entender que…”- comenzó a decir Tato, pero Piro Max, interrumpiéndolo, respondió: -¡Pero esto es solo un negocio! No puedo detenerme. ¡Mi oro! ¡Mi riqueza! -

-¡Los árboles son nuestra vida! ¡No podemos quedarnos sin ellos! - gritó Freni, volando alrededor de Piro Max. Los animales llegaron a la conclusión de que no podían hacerle daño, pero decidieron ser creativos.

Tato pensó en algo. -¡Escuche, Piro Max! También podemos ayudarlo a encontrar nuevas formas de ganar dinero, cuidando de la selva en lugar de destruirla. Con el ecoturismo, la gente vendrá a conocer nuestro hogar y protegerlo junto a nosotros.-

Piro Max se quedó en silencio, mirando a su alrededor. Los animales mostraron su hogar, dejando claro que sin árboles, no habría futuro.

Luego de unas largas horas de discusión, Piro Max al fin entendió que había perdido más de lo que había ganado. -Tal vez tengan razón…- concedió. -No quiero perder la belleza que hay en este lugar.-

Y así, Piro Max decidió cambiar su rumbo. En lugar de talar, empezó a promocionar el Chaco como un destino turístico, ayudando así a cuidar el bosque. Tato, Freni y todos los animales del Chaco celebraron su victoria.

-Gracias por mostrarme el camino, guardianes del bosque.- dijo Piro Max con una sonrisa.

Desde ese día, Tato se convirtió en el símbolo del cuidado de la naturaleza y juntos, animales y humanos, aprendieron a vivir en armonía protectora. El último Guardián del Chaco seguiría defendiendo su hogar siempre, sabiendo que el poder de la unión es más fuerte que cualquier hacha.

Y así, la historia del Último Guardián del Chaco se convirtió en leyenda, inspirando a muchos a cuidar la naturaleza que los rodea.

FIN.

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