El Unicornio Amistoso


Había una vez en un reino muy lejano, dos princesas llamadas Sofía y Ana. Ellas eran las mejores amigas y siempre se divertían juntas.

Un día, mientras paseaban por el bosque encantado, encontraron a un hermoso unicornio blanco con cuernos dorados. - ¡Mira Sofía! -exclamó Ana emocionada-. ¡Un unicornio! - Es maravilloso -dijo Sofía asombrada-. Nunca había visto uno antes.

El unicornio se acercó a ellas y les habló en un idioma que solo ellas podían entender:- Hola princesas, soy el unicornio mágico del bosque. ¿Qué hacen aquí? - Hola unicornio -respondió Ana-. Estamos dando un paseo por el bosque.

- Me alegra encontrar a dos princesas tan simpáticas como ustedes -dijo el unicornio con una sonrisa-. Como premio por su amabilidad, quiero concederles algo especial. Las princesas no podían creer lo que escuchaban. El unicornio les ofreció vestidos mágicos para ir a la fiesta de cumpleaños del príncipe del reino vecino.

- ¿Vestidos mágicos? -preguntó Sofía emocionada-. ¿Cómo serán? El unicornio cerró los ojos y movió su cabeza hacia arriba. Al abrirlos de nuevo, aparecieron dos vestidos espectaculares frente a las niñas.

- ¡Son hermosos! -exclamaron al mismo tiempo ambas princesas sorprendidas. Los vestidos eran largos y brillantes como si estuvieran hechos de estrellas doradas. La tela parecía moverse como si tuviera vida propia, y los colores cambiaban de tonalidad con cada movimiento.

- ¡Gracias unicornio! -dijeron las princesas juntas-. ¿Cómo podemos agradecerte? - Solo disfruten su fiesta y recuerden siempre ser amables con todos los seres del bosque -respondió el unicornio desapareciendo entre los árboles.

Las princesas se pusieron sus vestidos mágicos y se dirigieron al castillo del príncipe vecino. A medida que caminaban, notaron que la gente se detenía para admirarlos. - ¡Miren esas princesas! -decían algunos habitantes del reino asombrados por la belleza de los vestidos-.

¡Nunca había visto algo tan hermoso! Cuando llegaron al castillo, el príncipe las recibió con una gran sonrisa en su rostro. Él también estaba impresionado por la belleza de los vestidos mágicos. La fiesta fue espectacular. Había música, baile y comida deliciosa.

Las princesas disfrutaron mucho bailando juntas en sus hermosos vestidos mágicos. Sin embargo, cuando estaban regresando a su propio reino, un grupo de bandidos apareció en el camino.

Los hombres malvados querían robarles sus vestidos mágicos para venderlos al mejor postor. Las princesas no sabían qué hacer ante esa situación tan peligrosa. Entonces recordaron lo que el unicornio les había dicho: "Recuerden siempre ser amables con todos los seres del bosque".

Así que decidieron hablar con los bandidos y ofrecerles su amistad en lugar de sus vestidos. Los bandidos, sorprendidos por la bondad de las princesas, aceptaron la oferta y se convirtieron en amigos.

Las princesas llegaron a su reino sanas y salvas, con sus vestidos mágicos y dos nuevos amigos. Habían aprendido una valiosa lección sobre la importancia de ser amables con los demás sin importar cuán diferentes sean. Desde ese día, las princesas siempre trataron a todo el mundo con respeto y amabilidad.

Y cada vez que usaban sus vestidos mágicos, recordaban el gran regalo que les había dado el unicornio del bosque encantado.

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