El unicornio Arcoíris y sus amigos mágicos


Había una vez, en un hermoso bosque encantado, un unicornio muy especial llamado Arcoíris. A diferencia de los demás unicornios, su pelaje era de todos los colores del arcoíris.

Brillaba y relucía bajo el sol como si estuviera hecho de pura magia. Arcoíris vivía feliz en aquel bosque mágico rodeado de árboles altos y flores coloridas. Pero a pesar de ser tan hermoso por fuera, se sentía triste por dentro.

Siempre había sido diferente a los demás unicornios y esto le causaba cierta soledad. Un día soleado, mientras caminaba entre las flores silvestres, Arcoíris escuchó una voz temblorosa proveniente del río cercano: "-¡Ayuda! ¡No puedo salir del agua!".

Sin pensarlo dos veces, el valiente unicornio corrió hacia el río y encontró a un pequeño ratón atrapado en medio del cauce. Con gentileza y cuidado, Arcoíris extendió su mágico cuerno hacia el ratón y lo elevó hasta la orilla.

El ratoncito estaba muy agradecido y le dijo: "-¡Muchas gracias por salvarme! Eres realmente especial". A partir de ese momento, el ratón llamado Rizitos se convirtió en el mejor amigo de Arcoíris.

Juntos exploraban cada rincón del bosque encantado, siempre dispuestos a ayudar a quienes necesitaran su ayuda. Una mañana mientras jugaban cerca del lago cristalino, Rizitos notó algo extraño en la superficie del agua: eran unas huellas gigantes que no pertenecían a ningún animal conocido.

"-¿Qué crees que sea esto, Arcoíris?" preguntó el ratón con curiosidad. El unicornio de colores se acercó para examinar las huellas y entonces se dio cuenta de que eran de un dragón.

Ambos amigos se miraron con preocupación y decidieron seguir las huellas para descubrir qué estaba ocurriendo en su bosque. Siguiendo el rastro, llegaron a una cueva oscura donde encontraron a un pequeño dragón atrapado entre unas rocas. El pobre reptil estaba asustado y necesitaba ayuda para escapar.

Arcoíris usó su cuerno mágico una vez más y logró liberar al pequeño dragón llamado Fuego. Agradecido, Fuego les dijo: "-¡Gracias por salvarme! Pensé que nunca saldría de aquí". Los tres amigos regresaron al bosque encantado celebrando su victoria sobre la adversidad.

Pero mientras caminaban bajo los rayos del sol, un arcoíris completo apareció en el cielo brillante como muestra de alegría y gratitud por sus buenas acciones. Desde ese día, Arcoíris entendió que ser diferente era algo maravilloso.

No importaba su pelaje multicolor, lo importante era ayudar a los demás y hacer del mundo un lugar mejor.

Y así, Arcoíris vivió feliz junto a sus amigos Rizitos y Fuego en aquel hermoso bosque encantado donde todos aprendieron la importancia de aceptarse tal como son y compartir amor y bondad con quienes los rodeaban.

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