El Unicornio Nadador



Había una vez, en un reino lejano, un mágico lago rodeado de verdes praderas y montañas azules. En ese tranquilo lugar vivía un unicornio especial llamado Lúmini, el único unicornio en el mundo que podía hablar y nadar. Su pelaje brillante como la luna y su cuerno reluciente le daban un aspecto impresionante, y todos los animales del bosque lo admiraban.

Un día, mientras Lúmini paseaba cerca del lago, escuchó a un grupo de animalitos hablar con preocupación. Se acercó sigilosamente y preguntó:

- ¿Qué les pasa, amigos?

Los animalitos, con los ojos llenos de lágrimas, respondieron:

- ¡Es nuestro amigo el pez Sancho! Se ha quedado atrapado en un tronco sumergido y no sabe cómo salir.

Lúmini, decidido a ayudar, les dijo:

- ¡No se preocupen! Yo puedo nadar y lo ayudaré a liberarse.

Lúmini se lanzó al agua con gracia. Mientras nadaba, pensaba en cómo podría ayudar a Sancho. Al llegar al tronco, vio que el pez estaba muy asustado.

- ¡Hola, Sancho! No te preocupes, estoy aquí para ayudarte. ¿Puedes decirme cómo pasó esto?

Sancho, temblando, respondió:

- ¡Me enredé mientras jugaba! No puedo salir y siento que me estoy ahogando.

- ¡No te preocupes! Te sacaré de aquí - le dijo Lúmini con voz tranquilizadora.

Utilizando su cuerno brillante, comenzó a mover el tronco. A pesar de que era pesado, Lúmini estaba decidido a ayudar a su amigo. Usó todas sus fuerzas y, al final, logró liberar a Sancho.

- ¡Sí! ¡Lo lograste, Lúmini! - exclamó el pez emocionado. - Gracias a vos, estoy a salvo.

- ¡Siempre estaré aquí para ayudar! - respondió Lúmini mientras nadaban juntos en el lago.

Poco a poco, Lúmini y Sancho se hicieron amigos inseparables. Juntos exploraban el lago y contaban historias de aventuras a los otros animales. Sin embargo, un día, una fuerte tormenta llegó al reino, y el lago comenzó a desbordarse, poniendo en peligro el hogar de muchos animales.

- ¡Debemos hacer algo! - exclamó Lúmini al ver a los animales asustados. - Si no actuamos rápido, todos nuestros hogares estarán en peligro.

- ¿Qué haremos? - preguntó Sancho, preocupado.

Lúmini pensó rápido y dijo:

- ¡Tendremos que formar un equipo! Si todos trabajamos juntos, podremos hacer un canal para desviar el agua.

- ¡Gran idea! - respondió Sancho, lleno de energía. - ¡Vamos a reunir a todos!

Lúmini y Sancho organizaron a todos los animales: las ranas, los patos, los ciervos y muchos otros. Cada uno tenía una tarea que cumplir. Las ranas se encargaron de croar y coordinar, mientras que los patos formaron una cadena de ayuda. Lúmini, con su habilidad para nadar y hablar, guió a todos para que trabajaran en equipo.

Después de horas de trabajo coordinado, el canal se completó. El agua comenzó a fluir en la dirección correcta, y los hogares de los animales fueron salvados. Todos vitorearon y celebraron la valentía de Lúmini.

- ¡Eres un héroe! - le dijeron todos, con admiración.

- No pude haberlo hecho sin la ayuda de ustedes - respondió Lúmini humildemente. - Lo importante es que aprendimos a trabajar juntos y cuidar de nuestro hogar.

Desde ese día, Lúmini, el unicornio que podía hablar y nadar, se convirtió en un símbolo de amistad y trabajo en equipo en el reino. Los animales comprendieron que, aunque eran diferentes entre sí, juntos eran capaces de lograr grandes cosas. Y así, el lago y su mágico entorno se mantuvieron a salvo, gracias a la valentía y la colaboración de todos.

Y así concluyó la historia de Lúmini, el unicornio nadador, que enseñó a todos el poder de la amistad y la importancia de cuidar de los demás.

FIN.

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