El Unicornio Perdido


Martina era una niña muy feliz y llena de energía. Cada día se levantaba temprano con una sonrisa en el rostro, lista para empezar su día lleno de aventuras y diversión.

Un día, mientras estaba jugando en el parque con sus amigos, Martina encontró un pequeño unicornio perdido. El unicornio era blanco como la nieve y tenía un cuerno dorado brillante en su frente.

Martina sabía que tenía que ayudarlo a encontrar su camino de regreso a casa. "¿Qué haremos ahora?" preguntó Martina a sus amigos. "Debemos buscar pistas para saber dónde vive este unicornio" dijo Juanito. Todos comenzaron a buscar pistas alrededor del parque.

Miraron debajo de las bancas, detrás de los árboles y hasta revisaron los basureros. Pero no encontraron nada útil. "No podemos rendirnos" dijo Martina decidida. "Tenemos que seguir buscando". Finalmente, después de mucho caminar, encontraron una pista importante: una hoja con el nombre del unicornio escrito en ella.

Ahora sabían cómo se llamaba: "Brillo Dorado". Con esta nueva información, los niños siguieron buscando por todo el barrio hasta que finalmente llegaron a la casa correcta donde vivía Brillo Dorado.

"¡Mira! ¡Allí está!" exclamó emocionada Martina señalando hacia la ventana. Brillo Dorado estaba muy contento al verlos llegar con él sano y salvo a su hogar gracias al esfuerzo conjunto de todos ellos.

Para celebrar su éxito, los niños invitaron a Brillo Dorado y su dueña a unirse a ellos en una gran fiesta de cumpleaños en el parque. Hubo globos, pasteles, juegos y música. Martina aprendió que trabajar juntos como equipo y no rendirse nunca pueden lograr grandes cosas.

Y además, hizo nuevos amigos en el camino. Desde ese día, Martina se convirtió en la líder del grupo de amigos y siempre estaba lista para ayudar a cualquiera que necesitara su ayuda.

Siempre recordaría al pequeño unicornio perdido como una lección de amistad y perseverancia.

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