El Unicornio que Encontró su Valor


En un hermoso bosque, vivía un unicornio blanco llamado Lunita. Lunita era especial, con un brillante cuerno en la frente y un pelaje suave como la seda, pero a pesar de su belleza, se sentía triste.

Lunita veía cómo los otros animales del bosque jugaban juntos, se cuidaban y se querían, pero a ella nadie parecía prestarle atención. "Nadie me quiere", suspiraba Lunita, con lágrimas en sus grandes ojos.

Un día, Lunita decidió hablar con la sabia lechuza del bosque, para pedirle consejo. "¿Por qué crees que nadie te quiere, Lunita?", preguntó la lechuza con voz calmada. "No lo sé, todos los demás animales parecen encontrar amigos, pero yo siempre estoy sola", respondió Lunita con tristeza.

La lechuza le explicó a Lunita que a veces las personas y los animales tardan en descubrir lo especial que es cada uno, pero que eso no significa que no tengan valor.

Le dijo que ella también había pasado por momentos difíciles, pero que eventualmente había encontrado su lugar en el bosque. Lunita, decidida a cambiar su situación, decidió emprender un viaje por el bosque en busca de su propósito.

En su recorrido, conoció a otros animales que, al principio, parecían desinteresados en ella, pero a medida que les mostraba su amabilidad, valentía y lealtad, ellos empezaron a apreciarla. Finalmente, Lunita encontró su lugar en el bosque, rodeada de amigos que la querían y valoraban por ser quien era.

A partir de ese momento, comprendió que su valor no dependía de lo que los demás pensaran de ella, sino de cómo ella se veía a sí misma.

Y aunque en ocasiones sentía tristeza, sabía que siempre tendría a sus amigos y el amor propio para salir adelante.

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