El unicornio y la niña perdida



Había una vez un hermoso Unicornio llamado Arcoíris que vivía en un mágico bosque lleno de colores y alegría. Arcoíris era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque, escuchó una voz suave y triste que venía de lejos. Intrigado, Arcoíris siguió el sonido hasta encontrarse con Lucia, una niña pequeña que se había perdido en el bosque. Lucia tenía los ojos llenos de lágrimas y parecía muy asustada.

"Hola, ¿qué te pasa?", preguntó Arcoíris amablemente. Lucia levantó la mirada y vio al majestuoso unicornio frente a ella. Sus ojos se iluminaron de asombro y emoción. "¡Oh! ¡Eres un unicornio!", exclamó Lucia maravillada. Arcoíris sonrió gentilmente.

"Sí, soy un unicornio mágico. ¿Cómo te llamas?""Me llamo Lucia", respondió tímidamente la niña. "Mucho gusto, Lucia. ¿Estás perdida?" preguntó preocupado el Unicornio. Lucia asintió con la cabeza.

"Sí, me separé de mis papás mientras jugábamos en el bosque". Arcoíris pensó rápidamente cómo ayudar a su nueva amiga. Entonces tuvo una idea brillante. "No te preocupes, puedo llevarte a casa volando sobre mi lomo". La cara de Lucia se iluminó con una gran sonrisa.

"¡Eso sería increíble!"Sin perder tiempo, Arcoíris permitió que Lucia subiera a su espalda y desplegó sus hermosas alas. Juntos, volaron por encima de los árboles, siguiendo el camino hacia la casa de Lucia.

Durante el vuelo, Arcoíris notó que Lucia estaba un poco triste. "¿Qué te pasa, Lucia? Pareces preocupada". Lucia suspiró. "Es que mi mamá siempre está ocupada trabajando y no tenemos mucho tiempo para jugar juntas. A veces me siento sola".

Arcoíris comprendió cómo se sentía Lucia y quería ayudarla a encontrar una solución. "La amistad es muy importante. Tal vez puedas hablar con tu mamá sobre cómo te sientes y pasar más tiempo juntas".

Lucia reflexionó sobre las palabras del unicornio y asintió con la cabeza. "Tienes razón, Arcoíris. Voy a decirle a mi mamá cómo me siento cuando lleguemos a casa". Finalmente, Arcoíris y Lucia llegaron al hogar de la niña.

Su mamá estaba angustiada buscándola por todas partes. "¡Lucia! ¡Estaba tan preocupada! Gracias por traerla de vuelta", dijo la mamá aliviada mientras abrazaba a su hija. Lucia sonrió felizmente y luego miró a Arcoíris con gratitud. "Gracias por ayudarme, Arcoíris.

Eres el mejor amigo que podría tener". Arcoíris también sonrió. "De nada, Lucia. Recuerda siempre que estamos aquí para ayudarnos mutuamente". Desde ese día, Arcoíris se convirtió en el fiel amigo de Lucia.

Juntos compartieron muchas aventuras y risas, recordándose mutuamente la importancia de la amistad y el amor. Y así, el unicornio mágico y la niña encontraron en su amistad un tesoro invaluable que los acompañaría toda la vida.

FIN.

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