El Unicornio y la Princesa de la Montaña Verde
Había una vez, en un reino alejado, un majestuoso unicornio llamado Brillito que vivía en lo alto de una montaña llena de vegetación exuberante. Su pelaje blanco brillaba bajo el sol y su cuerno relucía con todos los colores del arcoíris. Brillito era conocido por ser un unicornio amable y generoso, y siempre estaba dispuesto a ayudar a los que necesitaban. Su mejor amiga era una dulce princesa llamada Sofía, quien vivía en un castillo a los pies de la montaña.
Sofía a menudo subía a la montaña para visitar a Brillito. Un día, mientras reían y jugaban entre los árboles, Sofía se detuvo y dijo:
"Brillito, ¿qué harías si alguien viniera a hacer daño a nuestro bosque?"
Brillito reflexionó un momento y respondió:
"Protegería nuestro hogar con todas mis fuerzas, Sofía. La naturaleza es un tesoro que debemos cuidar."
De repente, el cielo se oscureció. Un viento fuerte comenzó a soplar, y las hojas de los árboles susurraron preocupadas. Sofía y Brillito miraron hacia la cima de la montaña, donde apareció una sombra tenebrosa con forma de dragón.
"¡Es el Dragón de la Destrucción!", exclamó Sofía, temblando de miedo.
"No temas, princesa. Juntos podemos enfrentarlo", dijo Brillito con determinación.
El dragón, con su gran voz retumbante, gritó:
"¡He venido a arrasar este bosque y hacer de esta montaña mi nido!"
Sofía pensó rápidamente y recordó que Brillito tenía un poder especial: podía hacer florecer las plantas y hacer que la naturaleza se defendiera. Entonces, dijo:
"¡Brillito, usa tu poder! ¡Demuéstrale al dragón lo hermoso que es este lugar!"
Brillito se concentró. En un instante, flores de colores brotaron por toda la montaña y árboles fuertes comenzaron a crecer, rodeando al dragón. El dragón, sorprendido por tanta belleza, retrocedió un paso.
"¿Qué es esto?" -rugió el dragón.
"Esto es el poder de la amistad y la naturaleza", respondió Brillito con voz firme.
Sofía se acercó al dragón con valentía.
"Por favor, no destruyas nuestro hogar. Si nos dejas en paz, te enseñaremos a cuidar de la naturaleza y a apreciar su belleza."
El dragón, confundido, frunció el ceño.
"¿Cuidar de la naturaleza? ¿Pero para qué?"
Sofía sonrió y respondió:
"Porque la naturaleza nos da todo lo que necesitamos: aire, agua, y un hogar. Si te unes a nosotros, serás parte de algo maravilloso."
El dragón pensó en la propuesta, y después de mucho reflexionar, dijo:
"Nunca pensé que el bosque podría ser tan hermoso. Tal vez podrían enseñarme…"
Brillito y Sofía sonrieron.
"¡Con mucho gusto!", exclamaron al unísono.
Desde ese día, el dragón se convirtió en el guardián de la montaña. Aprendió a cuidar las plantas y a respetar a los animales, mientras Brillito y Sofía lo guiaban.
La montaña se llenó de alegría, y no solo eran Brillito y Sofía quienes disfrutaban del lugar. Cada vez más criaturas venían a vivir allí, creando un hogar lleno de paz y armonía.
Y así, la montaña verde se convirtió en un faro de esperanza y amistad, donde todos aprendieron a trabajar juntos para proteger lo que más amaban.
Cada vez que pasaban, un arcoíris brillante iluminaba el cielo, recordando a todos que la verdadera magia reside en cuidar y respetar a nuestro entorno.
FIN.