El Universo de John
Había una vez un niño llamado John que siempre soñaba con viajar a otros universos. Un día, mientras jugaba en su habitación, encontró un misterioso libro antiguo que parecía tener poderes mágicos.
Sin pensarlo dos veces, abrió el libro y se vio transportado a tres versiones diferentes del universo. En el primer universo, John era pobre. Vivía en una pequeña casa junto a su madre y hermanos.
A pesar de no tener mucho dinero, John era feliz porque tenía una familia amorosa y muchos amigos leales. Trabajaban juntos para superar los desafíos diarios y siempre encontraban alegría en las cosas simples de la vida.
Un día, mientras caminaba por la calle, John vio a un niño triste sentado en un banco. Se acercó y le preguntó qué le pasaba. - ¿Qué te pasa? Pareces muy triste -dijo John con curiosidad. El niño levantó la cabeza y respondió: "Soy rico pero me siento solo.
Tengo todas las cosas materiales que podría desear, pero nadie con quien compartirlas". John sintió empatía por el niño rico y decidió ayudarlo. - ¡No te preocupes! Ven conmigo a mi casa y conocerás a mi familia.
Te aseguro que te sentirás mejor -dijo John amablemente. El niño aceptó la invitación de John y descubrió cómo la verdadera riqueza no se encuentra en las posesiones materiales sino en los afectos sinceros.
En el segundo universo al que viajó John, era rico. Su familia vivía en una enorme mansión llena de lujos y comodidades. Aunque tenía todas las cosas que podía desear, John se sentía vacío y triste.
No tenía tiempo para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida ni tampoco para pasar tiempo con su familia. Un día, mientras paseaba por los jardines de su mansión, John encontró a un niño jugando solo en el parque. - ¿Por qué juegas solo? -preguntó John con curiosidad.
El niño miró a John y respondió: "Estoy enfermo y no puedo jugar con otros niños". John sintió compasión por el niño enfermo y decidió hacer algo especial por él.
- ¡No te preocupes! Te llevaré a dar un paseo en mi carro deportivo y juntos haremos cosas divertidas -dijo John emocionado. El niño aceptó la invitación de John y descubrió que la verdadera felicidad no reside en las posesiones materiales sino en los momentos compartidos con seres queridos.
Finalmente, en el tercer universo al que viajó John, era enfermo. Pasaba sus días en una cama de hospital rodeado de médicos y enfermeras.
A pesar de su enfermedad, siempre mantenía una sonrisa en su rostro e irradiaba alegría a todos los que lo rodeaban. Un día, mientras estaba sentado junto a la ventana del hospital, vio a una niña llorando afuera. - ¿Por qué lloras? -preguntó John preocupado.
La niña levantó la cabeza y respondió: "Mi familia está lejos y me siento sola aquí". John sintió empatía por la pequeña niña solitaria y decidió hacer algo para animarla. - ¡No te preocupes! Te contaré historias divertidas y juntos pasaremos un buen rato -dijo John con una sonrisa.
La niña aceptó la invitación de John y descubrió que la verdadera fortaleza se encuentra en el amor y en la capacidad de alegrarle el día a los demás, incluso en medio de las dificultades.
Después de viajar por los tres universos, John regresó a su propio mundo con una lección importante: la felicidad no depende de cuánto dinero tengas, sino de cómo tratas a los demás y valoras las cosas simples de la vida.
A partir de ese día, John decidió ser amable con todos, sin importar su situación económica o estado de salud.
Y así, John vivió felizmente compartiendo su sabiduría con todos aquellos que conocía, inspirándolos a mirar más allá del dinero o las enfermedades y encontrar alegría en lo que realmente importa: el amor y la bondad hacia los demás.
FIN.