El valiente abrazo de Benito y Ernesto
Había una vez, en un hermoso barrio rodeado de árboles y flores, un osito llamado Benito. Benito era juguetón y siempre estaba buscando aventuras.
Un día, mientras exploraba el vecindario, se encontró con un elefante que acababa de mudarse al barrio. El elefante se llamaba Ernesto y era muy tímido. A pesar de su gran tamaño, le costaba mucho hacer amigos porque sentía que asustaba a los demás animales con su presencia imponente.
Sin embargo, cuando vio a Benito acercarse con una sonrisa amigable en su rostro animal, sintió curiosidad por conocerlo. "¡Hola! Soy Benito", dijo el osito saltando emocionado hacia el elefante.
"¿Eres nuevo aquí?"Ernesto asintió tímidamente mientras bajaba la mirada hacia sus grandes patas. "No te preocupes", dijo Benito tranquilizadoramente. "Aquí todos somos amigos y estoy seguro de que te divertirás mucho en nuestro vecindario". A medida que pasaban los días, Benito e Ernesto se volvieron inseparables.
Jugaron juntos en la piscina del parque, chapoteando bajo el sol brillante y riendo sin parar.
Luego organizaron partidos de fútbol con los demás animalitos del barrio: las ardillas eran habilidosas para patear la pelota, las tortugas tenían una defensa impenetrable y las aves volaban rápidamente por el aire como verdaderos profesionales. Sin embargo, Ernesto aún luchaba contra su timidez cuando interactuaba con los demás animales.
A menudo se quedaba callado y no sabía cómo unirse a las conversaciones o participar en los juegos. Benito notó esto y decidió ayudarlo.
Un día, mientras caminaban juntos por el parque, Benito le dijo a Ernesto: "Ernesto, sé que te cuesta hacer amigos porque eres tímido, pero quiero que sepas que todos aquí te aceptan tal como eres. Eres único y especial". Ernesto levantó la mirada hacia su amigo osito y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. "Gracias, Benito", respondió Ernesto con gratitud.
"Es difícil para mí ser sociable a veces, pero contigo me siento seguro y feliz". Benito tuvo una idea brillante para ayudar a Ernesto a superar su timidez. Organizó una fiesta sorpresa en el parque e invitó a todos los animales del vecindario.
Cuando llegaron al lugar de la fiesta, Ernesto se sorprendió al ver tantos rostros conocidos reunidos allí. "-¡Sorpresa! ¡Feliz bienvenida al barrio!", exclamaron todos los animales emocionados. La fiesta fue un éxito rotundo.
Los animales jugaron juntos, reían y compartieron historias divertidas mientras disfrutaban de deliciosos bocadillos preparados por cada uno de ellos. Ernesto se sintió abrumado por tanto amor y amabilidad.
Se dio cuenta de que no tenía nada que temer ni razón alguna para sentirse tímido frente a sus nuevos amigos. A partir de ese día, Ernesto comenzó a ganar confianza poco a poco.
Se unió a las conversaciones, propuso juegos e incluso se atrevió a contar algunos chistes que hacían reír a todos los presentes. Benito sonreía orgulloso al ver la transformación de su amigo elefante. Había logrado ayudarlo a superar sus miedos y juntos habían creado una amistad verdadera y duradera.
Y así, Benito e Ernesto demostraron que la amistad puede superar cualquier obstáculo y que cada uno de nosotros tiene algo especial para ofrecer al mundo. Aprendieron que ser auténticos y aceptarse mutuamente es lo más importante en una amistad.
Desde aquel día, el barrio se llenó de risas, juegos y aventuras gracias a la valentía y comprensión del osito Benito y el elefante Ernesto. Juntos, enseñaron a todos los animales del vecindario la importancia de ser amables, compasivos y respetuosos con los demás.
Y así termina nuestra historia llena de amor, amistad y valentía. Recuerda siempre ser tú mismo/a y nunca tengas miedo de hacer nuevos amigos porque nunca sabes qué maravillosas sorpresas te esperan en el camino. Fin
FIN.