El valiente Benicio


Benicio era un niño curioso, le gustaba explorar el mundo y aprender cosas nuevas. Pero había algo que lo estaba asustando mucho últimamente: los videos de terror en internet.

A pesar de que sabía que eran ficticios, no podía evitar sentirse aterrorizado después de verlos. Una noche, mientras intentaba conciliar el sueño, se dio cuenta de que no podía dejar de pensar en las imágenes horripilantes que había visto esa tarde en su computadora.

Se cubrió la cabeza con la almohada y cerró los ojos con fuerza, pero cada vez que lo hacía se imaginaba monstruos saliendo debajo de su cama. Al día siguiente, Benicio llegó a la escuela muy cansado y distraído.

Su mejor amigo Tomás notó inmediatamente algo extraño en él:- ¿Qué te pasa Beni? -preguntó Tomás preocupado-. Te veo muy raro. - Es que anoche vi unos videos de terror y ahora tengo miedo -respondió Benicio con voz temblorosa.

Tomás frunció el ceño y pensó por un momento antes de hablar:- Mira Beni, yo sé cómo puedes superar eso. Mi papá me enseñó una técnica para controlar mis miedos cuando tenía tu edad.

Benicio levantó las cejas sorprendido e interesado:- ¿En serio? ¿Cómo es eso? Tomás sonrió confiado:- Bueno, primero tienes que respirar profundamente varias veces para relajarte. Luego imagina una luz blanca brillante rodeándote como si fuera una burbuja protectora.

Esa luz es tu escudo contra cualquier cosa negativa o miedosa que quiera entrar en tu mente. Benicio escuchó atentamente y trató de visualizar lo que Tomás le estaba diciendo.

Al principio le costó un poco, pero después de practicar varias veces, empezó a sentirse más tranquilo y seguro. Esa noche, cuando llegó la hora de dormir, Benicio hizo lo que su amigo le había enseñado: respiró profundamente y se imaginó rodeado por una luz blanca brillante. Se sentía protegido y fuerte como nunca antes.

De repente, escuchó un ruido extraño debajo de su cama. Su corazón empezó a latir tan rápido que pensaba que iba a salirse del pecho. Pero entonces recordó su técnica secreta y se concentró en su burbuja protectora.

Respirando lentamente, abrió los ojos y miró hacia abajo. Lo que vio no fue un monstruo horrible sino a su gato jugando con una pelota de papel.

Benicio sonrió aliviado y se sintió orgulloso de sí mismo por haber superado sus miedos gracias a la ayuda de su amigo Tomás.

A partir de ese día, Benicio dejó atrás los videos de terror para siempre y se convirtió en un niño valiente e intrépido capaz de enfrentar cualquier desafío sin temor alguno. Y todo gracias a una técnica sencilla pero efectiva que aprendió junto a su mejor amigo Tomás.

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