El valiente Bombero Tito y las casas amarillas
En el barrio de las figuras geométricas, donde todas las formas vivían en armonía, una mañana soleada, algo terrible ocurrió. Las casas cuadradas de color amarillo, que siempre habían sido el orgullo del barrio, comenzaron a arder. El fuego devoraba las paredes y el humo negro se elevaba hacia el cielo. Los vecinos, alarmados, llamaron rápidamente al bombero Tito.
"¡Bombero Tito! ¡Necesitamos tu ayuda!" - gritó el círculo azul, que de inmediato se convirtió en un torbellino de nervios y preocupaciones.
"¡No se preocupen, vecinos! Voy a llegar lo más rápido posible." - respondió Tito, un valiente bombero con un gran corazón y un sombrero rojo que siempre llevaba consigo.
Rápidamente, Tito se subió a su camión de bomberos, un brillante vehículo rojo que relucía bajo el sol. Pero el camino hacia las casas cuadradas estaba lleno de obstáculos. Primero tuvo que sortear un grupo de triángulos que estaban jugando a las escondidas en medio de la calle.
"¡Triángulos, muévanse, por favor! ¡Las casas están en llamas!" - pidió Tito.
Los triángulos, al ver la seriedad en la voz del bombero, se hicieron a un lado rápidamente, pero uno de ellos, un triángulo pequeño llamado Tico, no pudo evitar preguntar:
"¿Podemos ayudar, Bombero Tito?"
"Claro, tiren agua desde sus puntas. ¡Ese fuego no se va a apagar solo!" - les animó Tito mientras giraba el volante para esquivar un charco de agua que había dejado una tormenta anterior.
Los triángulos comenzaron a lanzar chorros de agua desde sus puntas, un espectáculo brillante que hizo sonreír a Tito. Sin embargo, su camino estaba lejos de estar despejado. Ahora se encontraba frente a un río de formas líquidas que era el laguito de los rombos.
"¿Qué voy a hacer ahora?" - dijo Tito en voz alta. Los rombos se acercaron curiosos, con su forma puntiaguda y elegante.
"Nosotros podemos crear una balsa, Bombero Tito," - ofreció una rombo llamado Rita.
"¡Eso sería perfecto! Formen una cadena de rombos para que pueda cruzar el río. ¡Vamos!" - gritó Tito con entusiasmo.
Así, los rombos se alinearon y formaron una balsa que permitió a Tito cruzar el lago. Mientras tanto, el fuego seguía extendiéndose. Finalmente, llegó al barrio de las casas cuadradas. Allí encontró a los vecinos, todos rodeados de humo.
"¡Llegué! ¿Dónde está el fuego?" - exclamó Tito con determinación.
"¡Justo aquí, Bombero Tito!" - señaló el cuadrado amarillo más grande, asustado.
Tito sacó su manguera y, con la ayuda de los triángulos y los rombos, lanzó un potente chorro de agua sobre las llamas.
"¡Todos juntos, ayúdenme! ¡Pongan sus formas para crear sombras y enfriar el fuego!" - ordenó Tito.
Así, todos los vecinos unidos, usaron sus formas para crear una barrera de sombra, mientras Tito seguía combatiendo el fuego con valentía. Después de un rato, el fuego comenzó a disminuir y, finalmente, se apagó por completo.
"¡Lo logramos!" - gritó Tito, agotado pero feliz. Todos los vecinos aplaudieron y lo rodearon.
"¡Gracias, Bombero Tito! Eres un héroe." - dijo el cuadrado amarillo, con lágrimas de alivio.
"No he hecho esto solo. Cada uno de ustedes ayudó y demostró lo poderoso que es trabajar en equipo" - respondió Tito, sonriendo.
Desde aquella valiente mañana, las casas amarillas fueron reconstruidas, y el barrio de las figuras geométricas nunca olvidó la importancia de la unidad y el trabajo en equipo. Y Bombero Tito se convirtió no solo en su héroe, sino en un símbolo de esperanza y solidaridad para todos.
FIN.