El valiente cocodrilo Carlitos


Había una vez un cocodrilo llamado Carlitos que vivía en una hermosa selva.

Carlitos era muy amigable y siempre tenía una sonrisa en su rostro, pero había algo que lo entristecía mucho: sus compañeros de la escuela no querían jugar con él. El pez, la jirafa, el pato y el pingüino se burlaban de Carlitos por su aspecto. Decían cosas como "Tienes dientes muy grandes" o "Tu piel es verde y asustas".

Esto hacía sentir a Carlitos muy triste y solo. Un día, mientras caminaba por la orilla del río, Carlitos se encontró con un oso llamado Benito. Benito era fuerte y amable, y aunque al principio también tuvo miedo del cocodrilo, decidió darle una oportunidad.

"Hola" , dijo Benito con voz temblorosa. "¡Hola!", respondió emocionado Carlitos. "¿Quieres ser mi amigo?"Benito asintió con una gran sonrisa en su rostro. A partir de ese momento, los dos amigos comenzaron a pasar mucho tiempo juntos.

Jugaban a las escondidas entre los árboles altos de la selva y nadaban juntos en el río cristalino.

Cuando los demás animales vieron que Benito no le tenía miedo a Carlitos, comenzaron a preguntarse si ellos también podrían acercarse al cocodrilo sin correr peligro. Un día soleado, mientras jugaban cerca del lago, el pez se acercó tímidamente a Carlitos. "Perdona por haberme burlado de ti antes", dijo el pez avergonzado.

"Me di cuenta de que juzgarte por tu apariencia fue un error". Carlitos sonrió y aceptó las disculpas del pez. A partir de ese momento, los demás animales también se acercaron a Carlitos y le pidieron perdón por haberlo discriminado. "Todos cometemos errores", dijo Carlitos con amabilidad.

"Lo importante es aprender de ellos y darle una oportunidad a las personas sin juzgarlas por su aspecto exterior". Desde aquel día, Carlitos se convirtió en el amigo más querido de la selva.

Todos aprendieron la valiosa lección de no juzgar a nadie por su apariencia y comprendieron lo importante que era aceptar a los demás tal como son.

El cocodrilo, el oso, el pez, la jirafa, el pato y el pingüino se convirtieron en inseparables amigos que disfrutaban cada día explorando la selva y descubriendo nuevas aventuras juntos. Y así, gracias al valor y amistad del oso Benito, todos aprendieron que cada uno es especial a su manera y que la verdadera belleza está en nuestro interior.

Fin.

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