El valiente conejito en el bosque



Había una vez una encantadora familia de conejos que vivía en un hermoso bosque. Mamá Conejo, Papá Conejo y su pequeño bebé, llamado Benito, eran muy felices juntos.

Pasaban sus días saltando y jugando entre los árboles, disfrutando de la cálida luz del sol que se filtraba a través de las hojas. Mamá Conejo siempre advertía a Benito sobre los peligros del bosque y le daba consejos para mantenerse seguro.

Le decía: "Benito, nunca te alejes demasiado de nosotros y presta atención a tus alrededores. Los depredadores pueden acechar en cualquier momento". Sin embargo, el pequeño conejito era muy curioso y aventurero. No podía resistirse a explorar cada rincón del bosque por sí mismo.

Cada vez que escuchaba las advertencias de mamá Conejo, simplemente asentía con la cabeza sin realmente prestar atención.

Un día soleado, mientras papá Conejo estaba ocupado buscando comida y mamá Conejo descansaba bajo un árbol, Benito decidió aventurarse más allá del lugar donde solían jugar. Se adentró en lo profundo del bosque sin darse cuenta de cuán lejos se había alejado. De repente, Benito escuchó un ruido extraño detrás de él.

Era el sonido sigiloso de unas ramas rompiéndose. Asustado, dio media vuelta pero no pudo ver nada entre los arbustos espesos. "¡Ups! ¿Quién está ahí?" -preguntó Benito con voz temblorosa. Silencio.

"¡Soy Benito, el conejito! ¿Quién eres tú?"De repente, apareció un zorro astuto de entre los arbustos. Tenía los ojos brillantes y una sonrisa maliciosa en su rostro. "Hola, Benito. Soy Zorro Astuto. Veo que te has aventurado lejos de tu hogar sin tus padres".

-dijo el zorro con una voz suave pero amenazante. Benito se dio cuenta de que había cometido un error al no escuchar las advertencias de mamá Conejo. Estaba asustado y no sabía qué hacer.

"¿Por qué estás aquí? ¿Qué quieres de mí?" -preguntó Benito con voz temblorosa. Zorro Astuto se acercó lentamente a Benito mientras sus ojos brillaban con malicia. "Solo quiero jugar contigo, pequeño conejo. Pero primero debes prometerme que me llevarás a tu madriguera para conocer a tus padres".

Benito sabía que no podía confiar en el astuto zorro. Recordó las palabras de mamá Conejo sobre los depredadores acechando en el bosque y decidió actuar rápidamente. Sin pensarlo dos veces, corrió tan rápido como pudo hacia la dirección opuesta.

El zorro intentó perseguirlo, pero Benito era ágil y conocía bien el terreno del bosque. Pronto dejó atrás al astuto cazador y llegó a un lugar seguro donde esperaba encontrar ayuda.

Al llegar allí, encontró a mamá Conejo buscándolo angustiada junto a papá Conejo. "¡Benito! ¡Estábamos muy preocupados por ti! ¿Estás bien?" -preguntó mamá Conejo con alivio. Benito se abrazó a su madre y comenzó a llorar.

Contó la historia del encuentro con Zorro Astuto y cómo había escapado de él gracias a las advertencias de mamá Conejo. "Mamá, lamento no haber escuchado tus consejos antes. Prometo que siempre te haré caso a partir de ahora".

Mamá Conejo sonrió y acarició amorosamente la cabeza de Benito. "No te preocupes, mi querido Benito. Lo importante es que estás sano y salvo. A veces, aprendemos las lecciones de la manera más difícil, pero lo importante es aprenderlas".

Desde ese día, Benito siempre escuchaba atentamente los consejos de mamá Conejo y nunca se aventuraba demasiado lejos sin permiso. Aprendió que las advertencias eran para protegerlo y mantenerlo seguro en el bosque.

Y así, la familia conejo vivió felizmente en el bosque, disfrutando juntos de sus días llenos de juegos y aventuras mientras Benito recordaba siempre la importancia de escuchar a mamá Conejo.

FIN.

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