El valiente conejo Benito



Había una vez un pequeño y curioso conejito llamado Benito. Vivía en un bosque encantador junto a su mamá, su papá y sus hermanitos.

Benito siempre estaba ansioso por descubrir cosas nuevas y aprender sobre el mundo que lo rodeaba. Un día soleado, mientras jugaba entre las flores del prado, se acercó un zorro muy astuto llamado Ruperto.

El zorro tenía una sonrisa maliciosa en su rostro y le dijo a Benito: "¡Hola, pequeño conejito! ¿Quieres venir conmigo a explorar la cueva misteriosa del otro lado del bosque? ¡Seguro encontrarás tesoros escondidos!"Benito se emocionó ante la idea de aventurarse en una cueva misteriosa, pero algo dentro de él le decía que no debía confiar en extraños.

Recordó las palabras sabias de sus padres: "Nunca hagas caso a los extraños". Por eso respondió con amabilidad pero decidido: "-Gracias por la invitación, Ruperto, pero no puedo ir contigo.

Mi mamá me ha dicho que no debo hacer caso a los desconocidos. "Ruperto frunció el ceño y trató de persuadirlo: "-No seas aburrido, Benito. No te estoy pidiendo nada malo. Solo quiero mostrarte algo interesante.

"Pero Benito recordó otra enseñanza importante: "El respeto hacia uno mismo también significa escuchar nuestra propia voz interior". Así que insistió con firmeza: "-Lo siento mucho, Ruperto, pero tengo que seguir las instrucciones de mis padres".

El zorro, frustrado por no poder persuadir a Benito, se marchó bufando de enojo. Pero Benito no dejó que eso lo afectara y continuó jugando felizmente en el prado.

Al día siguiente, mientras caminaba cerca del río, un pájaro colorido llamado Lila se posó en una rama cercana y le dijo: "-Hola, Benito. He oído hablar de un lugar mágico donde los animales pueden volar como mariposas.

¿Quieres venir conmigo a descubrirlo?"Benito quedó fascinado con la idea de volar como una mariposa, pero recordó nuevamente las palabras sabias de sus padres: "No debes hacer caso a los extraños". Así que respondió amablemente pero firme: "-Gracias por la invitación, Lila, pero tengo que seguir las instrucciones de mis padres". Lila intentó convencerlo diciendo: "-No seas cobarde, Benito.

Sería algo increíble para ti. "Pero Benito recordó otra enseñanza importante: "La valentía no siempre significa hacer cosas peligrosas". Y respondió con seguridad: "-Ser valiente también significa escuchar mi voz interior y respetarme a mí mismo.

"El pájaro Lila se marchó decepcionado y Benito siguió su camino disfrutando del hermoso paisaje. Pasaron los días y cada vez más animales intentaban persuadir a Benito para que hiciera caso omiso a las advertencias de sus padres.

Pero él siempre recordaba su lección y permanecía fiel a sí mismo. Un día, mientras exploraba el bosque solo, encontró una casita abandonada.

Desde la ventana, una viejecita muy amable lo llamó: "-¡Pequeño conejito! ¿Te gustaría venir a tomar el té conmigo? Tengo deliciosas galletitas recién horneadas. "Benito miró a la viejecita y pudo ver que era amable y gentil. Pero recordó una vez más las palabras sabias de sus padres: "No debes hacer caso a los extraños".

Y respondió con cortesía pero resuelto: "-Gracias por la invitación, señora, pero tengo que seguir las instrucciones de mis padres". La viejecita sonrió comprensivamente y le dijo:"-Eres un conejito muy inteligente y valiente. Tus padres te han enseñado bien.

"Benito se sintió feliz al saber que había tomado la decisión correcta y continuó su camino. A medida que pasaba el tiempo, Benito creció fuerte y sabio. Siempre escuchaba su voz interior y seguía las enseñanzas de sus padres.

Se convirtió en un ejemplo para todos los animales del bosque.

Y así fue como Benito aprendió que no siempre es fácil decir —"no"  a los extraños, pero si confiaba en sí mismo y se mantenía fiel a sus valores, siempre estaría seguro y protegido. Y vivieron felices para siempre en el hermoso bosque encantador.

FIN.

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