El valiente corazón de Rufino


Había una vez en una granja muy lejana un chanchito llamado Rufino. Rufino era diferente a los demás chanchitos, ya que no le gustaba ensuciarse con el barro y la suciedad como al resto de sus amigos.

Él soñaba con ser un chanchito limpio y pulcro. Un día, mientras los otros chanchitos jugaban felices revolcándose en el barro, Rufino se sentó a un lado observando con tristeza.

La mamá gallina, que lo notó desanimado, se acercó a él y le preguntó qué le sucedía. "¿Por qué estás tan triste, Rufino?" -preguntó la mamá gallina con preocupación. Rufino suspiró y respondió: "Es que no me gusta ensuciarme con el barro.

Quisiera poder estar limpio como tú y las demás aves de la granja. "La mamá gallina sonrió y acariciando la cabeza de Rufino le dijo: "Todos somos diferentes, querido Rufino. Si tu corazón anhela estar limpio, entonces debes seguirlo.

"Animado por las palabras de la mamá gallina, Rufino decidió emprender un camino hacia su sueño de ser un chanchito limpio. Comenzó evitando los charcos de barro y buscando lugares donde pudiera mantenerse pulcro.

Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a la granja, Rufino escuchó unos chillidos provenientes de un arroyo cercano. Al acercarse, vio a un lindo patito atrapado entre unas ramas. Sin dudarlo ni un segundo, Rufino se metió al agua y ayudó al patito a salir.

El patito estaba muy agradecido y le dijo a Rufino: "¡Gracias por salvarme! Eres realmente valiente. " Rufino sonrió sintiéndose feliz por haber ayudado a alguien en apuros.

Desde ese día, el patito se convirtió en su amigo inseparable e juntos vivieron muchas aventuras. Tiempo después, durante una tormenta fuerte que azotaba la granja, todos los animales buscaron refugio excepto unas crías de conejos que quedaron expuestas bajo la lluvia.

Sin pensarlo dos veces, Rufino corrió hacia ellos y los protegió con su cuerpo para que no se mojaran. Los demás animales quedaron sorprendidos por la valentía y bondad de Rufino. A partir de ese momento lo miraron con admiración y respeto.

Al finalizar la tormenta, todos los animales se reunieron para celebrar la valentía y generosidad de Rufino. La mamá gallina lo abrazó cariñosamente diciendo: "Has demostrado que no es necesario ensuciarse para ser valiente y bueno.

"Rufino sonrió radiante junto a sus amigos sabiendo que había cumplido su sueño de ser un chanchito limpio tanto por fuera como por dentro.

Desde ese día en adelante, cada vez que veían a alguien haciendo algo bueno o valiente en la granja decían: "¡Eso fue tan noble como lo hizo Rufinito!" Y así nuestro querido chanchito pasó a ser recordado como ejemplo vivo para todos los habitantes del lugar.

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