El valiente corazón de Salomón



Había una vez en un bosque encantado, un simpático zorro llamado Salomón. Salomón era muy inteligente y astuto, pero desafortunadamente era considerado por todos los animales del bosque como el más feo de todos.

Tenía el pelaje desaliñado, las orejas grandes y torcidas, y una nariz aguileña que lo hacía destacar entre los demás. Un día, mientras Salomón paseaba por el bosque, escuchó a un grupo de conejitos susurrando detrás de unos arbustos.

Se acercó curioso y escuchó a uno de ellos decir: "-¡Miren qué feo es ese zorro! No me gustaría ser como él. " Salomón sintió su corazón apretarse al escuchar esas palabras, pero decidió no dejarse vencer por la tristeza.

Decidió entonces hablar con los conejitos y les dijo: "-Hola amigos, sé que soy diferente a ustedes y que mi aspecto puede parecer extraño, pero lo importante no es cómo nos veamos por fuera, sino quiénes somos en nuestro interior.

" Los conejitos se miraron entre sí sorprendidos por las palabras de Salomón.

Uno de los conejitos más valientes se acercó a Salomón y le preguntó: "-¿Y qué hay en tu interior que te haga especial?" Salomón sonrió y les contó historias sobre sus aventuras en el bosque, sobre cómo había ayudado a otros animales en problemas y sobre su gran corazón lleno de bondad.

Los conejitos escuchaban embelesados las historias de Salomón y poco a poco fueron descubriendo que la belleza verdadera estaba en sus acciones y no en su apariencia. A partir de ese día, Salomón se convirtió en el héroe del bosque, siendo admirado por todos los animales por su valentía, generosidad y sabiduría.

Un año después, el bosque enfrentaba una terrible sequía que ponía en peligro la vida de todos sus habitantes. Sin dudarlo ni un instante, Salomón lideró a todos los animales para encontrar una solución al problema.

Juntos trabajaron arduamente cavando pozos y trayendo agua para salvar al bosque. Finalmente, gracias al esfuerzo conjunto de todos los animales liderados por Salomón, lograron superar la sequía y devolverle la vida al bosque.

Desde ese día en adelante, nadie volvió a referirse a Salomón como "el zorro feo", sino como "el zorro valiente".

Y así aprendieron todos los habitantes del bosque que la verdadera belleza reside en nuestras acciones y cómo tratamos a los demás; que lo importante no es cómo nos vean los demás por fuera, sino quiénes somos realmente en nuestro interior. Y colorín colorado este cuento ha terminado.

FIN.

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