El valiente defensor de su pueblo


Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Alajuela, un niño llamado Juanito. Juanito era muy valiente y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.

Un día, llegaron noticias de que unos filibusteros liderados por William Walker estaban atacando Costa Rica. Juanito escuchaba atentamente las historias de los mayores sobre la valentía y el sacrificio que se necesitaban para proteger su país. Quería ser como ellos y defender a su gente.

Cuando los filibusteros llegaron a la ciudad de Rivas, en Nicaragua, Juanito decidió que era su momento de actuar. Una noche oscura y fría, mientras todos dormían, Juanito se preparó con determinación.

Tomó una antorcha encendida y se dirigió hacia el Mesón de Guerra donde se alojaban los filibusteros. Con valentía y sigilo, logró entrar al lugar sin ser descubierto. Al llegar al corazón del mesón, Juanito prendió fuego a todo lo que encontraba a su paso.

Los filibusteros se despertaron sobresaltados por las llamas que consumían el lugar. "¡El Mesón está ardiendo! ¡Tenemos que salir!"-, gritaban desesperados mientras intentaban controlar el incendio.

Gracias al acto heroico de Juanito Santamaría, los costarricenses pudieron vencer a los filibusteros y quedarse con la ciudad de Rivas en su poder. La valentía del pequeño Juanito había hecho la diferencia en la batalla. Desde ese día, Juanito fue recordado como un héroe nacional en Costa Rica.

Su historia inspiraba a niños y adultos por igual a nunca rendirse frente a las adversidades y luchar por lo que creían justo.

Y así, cada 11 de abril, se conmemora el coraje y sacrificio de Juan Santamaría, el niño valiente que con una antorcha encendida cambió el rumbo de la historia de su país para siempre.

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