El valiente defensor del parque


Había una vez un niño llamado Martín, que era muy amigable y divertido. Le encantaba jugar en el parque cercano a su casa, donde siempre se encontraba con sus amigos Mateo, Juan y Lucas. Sin embargo, últimamente Martín estaba teniendo problemas con un niño mayor llamado Andrés, quien no paraba de molestarlo cada vez que iba al parque. Martín intentaba ignorarlo, pero un día Andrés lo empujó y le quitó su juguete. Martín, cansado de ser maltratado, decidió enfrentarse a Andrés para defenderse. Fue una pelea corta, pero Martín logró alejar a Andrés con determinación y valentía.

Preocupado por lo sucedido, Martín entendió que debía contarle todo al director de la escuela para buscar una solución. Sin embargo, para llegar a la escuela, debía cruzar el parque donde Andrés y sus amigos solían estar. Martín se sentía nervioso, pero sabía que debía enfrentar sus miedos.

Decidido a superar esta situación, Martín se armó de valor y caminó hacia el parque. Cuando estaba por llegar, vio a Andrés y sus amigos, quienes lo miraron desafiante. Martín detuvo sus pasos y recordó las palabras de su mamá: 'Siempre es mejor hablar y buscar ayuda cuando tengas un problema, en lugar de resolverlo con peleas'. Estas palabras resonaron en su mente y le dieron fuerzas para continuar. Con determinación, Martín pasó junto a los chicos y se dirigió hacia la escuela.

Al llegar, Martín buscó al director y con respeto le contó lo que venía sucediendo en el parque. El director escuchó atentamente y le prometió que tomaría medidas para resolver el problema. Martín se sintió aliviado al saber que no estaba solo y que había adultos dispuestos a ayudarlo.

Días después, el director habló con los padres de Andrés y se aseguró de que la situación se resolviera de manera pacífica. Además, implementó medidas para prevenir el acoso entre los estudiantes.

Martín aprendió que la valentía no solo radica en enfrentarse a los problemas, sino también en buscar ayuda y confiar en los adultos. El parque volvió a ser un lugar de diversión y amistad, donde Martín pudo jugar con sus amigos sin temor.

Desde entonces, Martín se convirtió en un defensor de la paz en su escuela, ayudando a otros niños a enfrentar situaciones similares con coraje y determinación.

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