El valiente despertar de Benito
Había una vez en un bosque encantado, un oso poco feroz llamado Benito. A pesar de su gran tamaño y sus afiladas garras, Benito tenía un corazón bondadoso y siempre trataba de ayudar a los demás animales del bosque.
Un día, mientras caminaba por el bosque, Benito escuchó unos llantos provenientes de un claro. Se acercó con curiosidad y descubrió a unas adas llorando alrededor de una hermosa princesa dormida.
Las adas le contaron que la princesa había caído bajo un hechizo malvado y que solo el abrazo de alguien con un corazón puro podría despertarla. Benito sintió compasión por la princesa y se ofreció a intentarlo.
Con mucho cuidado, se acercó a ella y la abrazó con ternura. Para sorpresa de todos, la princesa comenzó a despertar lentamente. Al abrir los ojos, miró agradecida al oso poco feroz que la había salvado.
"¡Gracias, amable oso! ¿Cómo puedo alguna vez recompensarte por tu valentía y generosidad?" - dijo la princesa con una sonrisa radiante. "No necesito ninguna recompensa, simplemente me alegra poder ayudarte" - respondió Benito modestamente.
Las adas, emocionadas por el noble gesto de Benito, decidieron concederle un deseo como muestra de gratitud. Sin dudarlo ni un segundo, Benito pidió que el hechizo maligno que había caído sobre el bosque fuera levantado para siempre.
Las adas asintieron en acuerdo y con un destello mágico, el bosque recuperó su esplendor y armonía perdidos. Los animales del bosque celebraron junto a Benito y la princesa, agradecidos por haber recuperado su hogar gracias a la valentía y generosidad del oso poco feroz.
Desde ese día en adelante, Benito fue conocido como el héroe del bosque encantado. Y aunque seguía siendo un oso poco feroz en apariencia, todos sabían que tenía el corazón más noble y valiente que jamás hubieran conocido.
Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡Siempre hay bondad donde menos lo esperamos!
FIN.