El valiente encuentro



en el pequeño pueblo de Villa Alegre. Mario era un niño curioso y aventurero, siempre dispuesto a descubrir cosas nuevas y hacer amigos.

Sin embargo, tenía un problema: cada vez que salía a jugar al parque o paseaba por la calle, el lobo aparecía y lo asustaba. Un día, cansado de vivir con miedo, Mario decidió enfrentar al lobo.

Buscó información en los libros de la biblioteca del pueblo y descubrió que los lobos pueden ser amigables si se les trata con respeto y cariño. Con esta nueva idea en mente, Mario se preparó para su encuentro con el lobo. Llegó el momento esperado y Mario se encontró cara a cara con el temido lobo.

Pero en lugar de huir o gritar como solía hacerlo, decidió acercarse lentamente mientras hablaba suavemente:- Hola señor Lobo, ¿cómo estás hoy? El lobo quedó sorprendido por la valentía de Mario y respondió:- Hola niño, estoy bien gracias.

¿Y tú? Mario sonrió y continuaron conversando durante horas. Descubrieron que tenían muchas cosas en común: les gustaban los mismos juegos, disfrutaban de la naturaleza e incluso compartían algunos sueños. Poco a poco, el miedo entre ellos desapareció por completo.

El lobo ya no asustaba a Mario ni a nadie más en Villa Alegre. Incluso comenzaron a organizar actividades juntos para divertirse aún más.

La noticia sobre la amistad entre Mario y el lobo se extendió rápidamente por todo el pueblo. Los vecinos, al principio preocupados por la presencia del lobo, ahora veían que no era un peligro y se unieron a las actividades organizadas por Mario y su nuevo amigo.

La amistad entre el niño y el lobo inspiró a todos en Villa Alegre. Comprendieron que no debían juzgar o temer a alguien solo por su apariencia o reputación.

Aprendieron la importancia de dar una oportunidad a los demás y descubrir lo maravilloso que puede ser conocer personas diferentes. Con el tiempo, Villa Alegre se convirtió en un lugar lleno de armonía y diversidad. Los vecinos aprendieron a valorar las cualidades únicas de cada individuo y celebrarlas juntos.

Mario demostró con su valentía e ingenio que los prejuicios pueden ser superados cuando nos abrimos al diálogo y damos paso al entendimiento. Su amistad con el lobo enseñó a todos que es posible encontrar amigos donde menos lo esperamos.

Y así, Mario vivió feliz junto a sus amigos en Villa Alegre, recordando siempre la lección de amor y aceptación que aprendió gracias al lobo. Fin.

FIN.

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