El valiente encuentro de Lucas



Era una tarde soleada en la ciudad, y Lucas, un niño de diez años lleno de curiosidad, decidió salir a jugar al parque. Su mamá siempre le decía que tuviera cuidado con los extraños, pero él pensaba que era hora de conocer un poco más del mundo.

"¡Voy a jugar al parque!" - exclamó Lucas mientras cerraba la puerta de su casa.

Lucas corrió hasta el parque, donde pudo ver a sus amigos jugando. Rieron, corrieron y disfrutaron de una hermosa tarde. Pero, mientras jugaba, Lucas se sintió algo cansado y decidió alejarse un poco para sentarse en un banco y descansar. Allí comenzó a observar a su alrededor.

Fue entonces cuando notó a un hombre extraño. Tenía una chaqueta oscura y un sombrero que tapaba su rostro, pero Lucas sintió un escalofrío recorrer su espalda.

"Vaya, ese hombre parece un poco sospechoso..." - pensó Lucas.

Sin embargo, su curiosidad fue más fuerte que su miedo. Se acercó un poco para ver mejor. El hombre lo miró y con una sonrisa falsa le dijo:

"Hey, campeón, ¿no quieres venir a ver unos juguetes muy interesantes que tengo en mi bolso?"

A Lucas le pareció raro. Su mamá siempre le decía que no hablara con desconocidos, así que decidió ignorarlo y dar un paso atrás.

"No, gracias. Estoy bien aquí." - respondió, con un tono más decidido de lo que podía sentir.

El hombre frunció el ceño, y ahí Lucas sintió miedo de verdad.

"Vamos, no seas tímido. No muerdo. Solo quiero mostrarte algo divertido." - insistió el extraño, acercándose un poco más.

Lucas recordó lo que su mamá le había enseñado sobre mantener la calma en situaciones peligrosas. Así que no entró en pánico. Decidió hacer lo siguiente:

"¡Mamá!" - gritó Lucas muy fuerte, sabiendo que su voz podría atraer la atención de la gente.

El hombre se dio cuenta de que estaba en problemas. Miró a su alrededor y, al ver a otras personas acercándose, decidió dar media vuelta y escapar.

"¡Eso te pasa por hablar conmigo!" - gritó Lucas mientras el extraño corría lejos.

Poco tiempo después, los padres de Lucas llegaron al parque, alertados por el grito de su hijo.

"Lucas, ¡estás bien!" - exclamó su mamá, corriendo hacia él.

"Sí, mamá. Pero un hombre raro me quiso llevar. ¡No le presté atención!" - respondió Lucas.

Su papá lo abrazó con fuerza.

"Estamos tan orgullosos de ti, Lucas. Hiciste lo correcto. Siempre hay que mantener la calma y pedir ayuda" - le dijo su papá con una sonrisa.

Lucas sintió que su corazón se llenaba de orgullo. Había aprendido que, a veces, las cosas pueden asustar, pero lo importante es recordar lo que te han enseñado.

Después de ese día, cada vez que veía a un extraño, Lucas recordaba el valor que tuvo.

"Nunca más hablaré con un desconocido, pero siempre recordaré que puedo ser valiente y mantenerme a salvo" - se decía a sí mismo.

Y así, Lucas no solo aprendió a cuidarse, sino también a ser un niño más atento y responsable. La aventura de aquella tarde se convirtió en una valiosa lección que nunca olvidaría, y siempre mantuvo seguro el recuerdo de esa inesperada experiencia.

Desde entonces, Lucas se sintió más fuerte, entendiendo que el valor no solo está en actuar, sino en hacer lo correcto y cuidar de uno mismo.

Y así, aquella tarde soleada se convirtió en un momento inolvidable para Lucas y sus padres, quienes agradecieron tener un niño tan valiente en casa.

FIN.

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