El valiente gallo Kikiriki
En una granja en el campo argentino vivía un valiente gallo llamado Kikiriki, quien se encargaba de cuidar a todas las gallinas y pollitos del lugar. Kikiriki era un gallo muy amable y cariñoso, siempre atento a cualquier peligro que pudiera acechar a su familia.
Un día, mientras las gallinas cacareaban y los pollitos correteaban por el patio, Kikiriki divisó algo que lo puso en alerta. Era el malvado zorro, acechando entre los arbustos con hambre en los ojos. El gallo sabía que el zorro estaba esperando el momento oportuno para atacar y llevarse a alguna de sus queridas gallinas.
Decidido a proteger a su familia, Kikiriki reunió a todas las gallinas y pollitos en el granero y les advirtió sobre el peligro que corrían. "Tenemos que estar alerta, el zorro anda merodeando por aquí y no podemos bajar la guardia", les dijo con firmeza. Las gallinas y pollitos asintieron, confiando en la valentía y liderazgo de Kikiriki.
Las horas pasaron, y el zorro continuaba rondando la granja, buscando el momento preciso para atacar. Kikiriki sabía que debía actuar rápido, así que ideó un plan para despistar al zorro mientras las gallinas y pollitos se refugiaban en un lugar seguro.
Con astucia, Kikiriki comenzó a cantar muy fuerte y a hacer ruido por todo el patio, lo que llamó la atención del zorro. Al escuchar el alboroto, el astuto animal se dirigió hacia el gallo, pensando que sería fácil atraparlo, pero Kikiriki tenía todo planeado.
Mientras el zorro se acercaba, las gallinas y pollitos lograron refugiarse en el granero. Cuando el zorro se dio cuenta de que Kikiriki lo había distraído, decidió perseguirlo, pero el gallo había previsto eso también. Con un movimiento rápido, Kikiriki corrió hacia el granero y cerró la puerta justo a tiempo, dejando al malvado zorro afuera, sin posibilidad de lastimar a su familia.
Desde ese día, el zorro nunca más se atrevió a acercarse a la granja, temiendo la valentía y astucia de Kikiriki. El gallo se convirtió en un verdadero héroe para todos en la granja, enseñándoles la importancia de estar unidos y alerta ante cualquier peligro.
Y así, Kikiriki siguió cuidando a sus gallinas y pollitos con amor y valentía, demostrando que, con ingenio y determinación, se puede proteger a quienes más se quiere.
FIN.