El valiente gato de la bruja Sombi



Había una vez en un pequeño pueblo escondido entre las montañas, una bruja llamada Sombi. Sombi vivía en lo profundo de una cueva mágica, donde preparaba sus pociones y hechizos para ayudar a los habitantes del lugar.

Un día, mientras Sombi estaba concentrada en su caldera preparando una poción especial, escuchó unos estornudos provenientes de afuera de la cueva.

Curiosa, salió a ver qué sucedía y se encontró con un gato negro estornudando sin parar frente a un televisor encendido que había sido dejado allí por algún viajero despistado. "¿Qué te pasa, amiguito?" -preguntó Sombi al gato preocupada.

El gato le explicó que había estado siguiendo a una araña traviesa que se había metido en la cueva y que al intentar atraparla, se había acercado demasiado al polvo acumulado en el televisor, desatando así sus estornudos. Sombi sonrió ante la situación y decidió ayudar al gato a deshacerse de su problema.

Con un gesto de su varita mágica hizo desaparecer la araña y limpió el polvo del televisor. El gato dejó de estornudar y le dio las gracias emocionado. Agradecido por la ayuda de Sombi, el gato decidió quedarse en la cueva para hacerle compañía.

Juntos pasaban los días explorando rincones secretos del bosque y compartiendo momentos llenos de alegría y pasión por descubrir cosas nuevas.

Una tarde, mientras caminaban por el pueblo, escucharon sonar unas campanas anunciando una feria medieval que se celebraría en los próximos días. Sombi y el gato decidieron ir juntos a disfrutar del evento y conocer más sobre la historia del lugar.

Al llegar a la feria, se encontraron con magos haciendo trucos sorprendentes, caballeros luchando valientemente en torneos e incluso hadas danzando entre las luces brillantes. Sombi estaba fascinada por todo lo que veía y el gato no paraba de saltar emocionado de un lado a otro.

De repente, durante uno de los espectáculos pirotécnicos, una chispa voladora cayó cerca de la caldera mágica de Sombi provocando un pequeño incendio.

Todos entraron en pánico pero rápidamente el gato recordó algo importante: tenía consigo un saquito con arena mágica que apagaba cualquier fuego al ser esparcido sobre él. Con rapidez tomó el saquito y esparció su contenido sobre las llamas apagándolas al instante. La multitud aplaudió emocionada ante semejante acto heroico del pequeño felino negro.

Desde ese día, todos en el pueblo reconocieron la valentía y astucia del gato como protector del lugar junto a su amiga bruja Sombi. Juntos demostraron que con amistad, solidaridad e ingenio se pueden superar cualquier adversidad que se presente en el camino.

FIN.

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