El valiente gato y el ratón mágico



Había una vez un gato llamado Simón, que vivía en una pequeña casa en el bosque. A Simón le encantaba dibujar y siempre llevaba consigo un lápiz mágico que hacía realidad todo lo que dibujaba.

Un día, mientras Simón estaba dibujando en su cuaderno, apareció un ratoncito llamado Lucas. Lucas era muy travieso y siempre buscaba aventuras emocionantes. Al ver el lápiz mágico de Simón, no pudo resistirse y decidió tomarlo para sí mismo.

"¡Eh! ¡Devuélveme mi lápiz!" -gritó Simón persiguiendo a Lucas por toda la casa. En medio de la persecución, los dos animales rompieron accidentalmente una cortina antigua que cubría una puerta escondida detrás de ella.

Al abrirla, descubrieron un mundo maravilloso lleno de colores y magia. Dentro del mundo mágico, había un kiwi parlante llamado Kiko. Kiko les contó a Simón y Lucas sobre un oso gigante que había invadido su hogar y estaba causando estragos en el lugar.

"Necesitamos tu lápiz mágico para poder defender nuestro hogar del oso" -dijo Kiko con urgencia. Simón se dio cuenta de que debía ayudar a sus nuevos amigos y recuperar su lápiz al mismo tiempo.

Juntos, idearon un plan para enfrentarse al oso malvado. Primero, usaron el hilo mágico del kiwi para crear trampas alrededor del territorio del oso. Luego, Simón dibujó una enorme jaula con su lápiz mágico y la colocaron estratégicamente para atrapar al oso.

"Ahora solo necesitamos atraer al oso hacia la trampa" -dijo Lucas pensativo. Fue entonces cuando se les ocurrió una idea genial. Simón dibujó un camino hecho de kiwis frescos desde el escondite del oso hasta la jaula.

El olor dulce del kiwi era irresistible para el oso, así que no pasó mucho tiempo antes de que siguiera el rastro y cayera en la trampa. Los animales celebraron su victoria y agradecieron a Simón por su valentía y creatividad.

Juntos, lograron expulsar al oso malvado y devolverle la paz al mundo mágico. A partir de ese día, Simón decidió quedarse en el mundo mágico junto a sus nuevos amigos.

Allí, utilizó su lápiz mágico para crear hermosas obras de arte que llenaban de alegría a todos los habitantes del lugar. Simón aprendió que siempre es importante ayudar a los demás, ser valiente frente a los desafíos y usar nuestra creatividad para resolver problemas.

Y así vivió felizmente junto a Kiko y Lucas en aquel maravilloso mundo lleno de magia y aventuras sin fin.

FIN.

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