El valiente Joao y el Teatro Manzana
Había una vez un pequeño dinosaurio llamado Joao que vivía en un hermoso valle rodeado de montañas. Joao tenía una gran pasión por el teatro y soñaba con convertirse en un actor famoso.
Un día, mientras paseaba por el valle, Joao encontró un teatro abandonado en medio de un manzano. El lugar estaba lleno de polvo y telarañas, pero para Joao era como encontrar un tesoro escondido. Inmediatamente sintió que ese era su lugar especial.
Joao decidió limpiar y arreglar el teatro para poder cumplir su sueño de actuar. Durante semanas trabajó incansablemente: barría el escenario, pulía las butacas y reparaba las luces.
Cada día se acercaban más animales del valle a verlo trabajar, intrigados por lo que estaba haciendo. Un día, cuando ya había terminado la mayoría de los arreglos, Joao decidió invitar a todos los animales del valle a presenciar una función en su nuevo teatro.
Preparó carteles y repartió invitaciones por todo el lugar. El día del estreno llegó y el teatro estaba lleno hasta la última butaca. Los animales estaban emocionados por ver qué había preparado Joao para ellos.
La cortina se abrió y apareció Joao en el escenario junto a sus amigos improvisados: una mariposa bailarina, un topo mago y un ratón malabarista. Durante la función, cada uno mostró sus habilidades especiales y juntos crearon momentos mágicos sobre el escenario.
Los animales reían, aplaudían y disfrutaban cada instante de la función. Joao era el más feliz de todos, su sueño se estaba haciendo realidad.
Pero justo cuando pensaba que todo iba perfecto, un fuerte viento comenzó a soplar y las manzanas del árbol del teatro empezaron a caer una tras otra sobre el escenario. El público se asustó y salió corriendo en todas direcciones. Joao no sabía qué hacer.
Su teatro estaba siendo destruido por las manzanas y sus amigos ya no estaban en el escenario con él. Sin embargo, decidió mantener la calma y pensar rápido. -¡Esperen! ¡No se vayan! -gritó Joao mientras intentaba esquivar las manzanas-.
¡Voy a encontrar una solución! Rápidamente, Joao subió al árbol y comenzó a sacudirlo con todas sus fuerzas para que las manzanas dejaran de caer. Poco a poco, el viento cesó y el árbol recuperó su tranquilidad.
Los animales regresaron tímidamente al teatro y se dieron cuenta del valiente esfuerzo que Joao había hecho para salvar la función. Lo aplaudieron emocionados mientras él bajaba del árbol. A partir de ese día, el teatro fue conocido como "El Teatro Manzana" en honor al valiente dinosaurio Joao.
Y cada vez que alguien mencionaba ese nombre, todos recordaban cómo Joao había luchado contra las adversidades para cumplir su sueño. Joao siguió actuando durante muchos años en su amado teatro junto a sus amigos animales.
Y aunque enfrentaran otros desafíos en el camino, siempre recordaban que con valentía y determinación, cualquier sueño puede hacerse realidad.
FIN.