El valiente Juanito y su amiga Martina
Había una vez un niño llamado Juanito, a quien le encantaba comer helados. Cada vez que pasaba por la heladería del barrio, no podía resistirse a comprar uno. Pero un día, algo inesperado ocurrió.
Un caluroso día de verano, Juanito decidió ir a la heladería después de jugar en el parque. Llegó emocionado y se acercó al mostrador para pedir su sabor favorito: dulce de leche con trocitos de chocolate.
El amable heladero le entregó el helado en un cucurucho alto y colorido. Juanito lo sujetó con cuidado y comenzó a darle pequeños mordiscos mientras caminaba hacia su casa.
Pero justo cuando estaba disfrutando del último bocado, ¡el helado se derramó! El corazón de Juanito se llenó de tristeza al ver cómo su tan ansiado helado caía al suelo. Juanito miró hacia abajo mientras las lágrimas empezaban a brotar en sus ojos. En ese momento apareció Martina, una niña curiosa que vivía cerca de allí.
"¡Ay, qué pena! Parece que tuviste un pequeño accidente con tu helado", dijo Martina con una sonrisa reconfortante. Juanito asintió sin poder decir nada mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas.
Martina tomó una servilleta del bolsillo y se agachó para ayudarle a limpiar el desastre pegajoso. —"Mira" , dijo Martina señalando hacia el cielo azul brillante. "¿Ves esas nubes? Se parecen mucho a un helado gigante".
Juanito levantó la mirada y, efectivamente, las nubes formaban una figura que se asemejaba a un enorme helado. Su tristeza comenzó a desvanecerse mientras admiraba el espectáculo. Martina continuó: "A veces, las cosas no salen como esperamos. Pero eso no significa que debamos rendirnos o sentirnos mal por ello.
En lugar de enfocarnos en lo que perdimos, podemos encontrar algo hermoso en todo esto". Juanito sonrió tímidamente y asintió con la cabeza. Martina le ofreció su mano y juntos caminaron hacia una pequeña plaza cercana.
Allí encontraron un árbol frondoso que les brindaba sombra y decidieron sentarse debajo de él para conversar. Martina le contó historias divertidas sobre sus propias experiencias con los helados derramados y cómo aprendió a ver el lado positivo de las cosas.
"La vida está llena de pequeños obstáculos", dijo Martina. "Pero si nos enfocamos en buscar soluciones creativas o encontrar algo bueno en cada situación, siempre podremos seguir adelante".
Juanito escuchaba atentamente cada palabra de Martina y poco a poco comenzó a sentirse mejor. Juntos imaginaron aventuras increíbles donde los helados derramados se convertían en oportunidades para probar nuevos sabores o hacer juegos divertidos. Desde ese día, Juanito aprendió a enfrentar los contratiempos con valentía y optimismo.
Ya no dejaba que un helado derramado arruinara su día porque sabía que siempre habría nuevas oportunidades para disfrutar de cosas maravillosas.
Y así, Juanito y Martina se convirtieron en grandes amigos, compartiendo risas y alegrías mientras descubrían el lado positivo de cada situación que enfrentaban juntos.
FIN.