El valiente Lucas



Había una vez un niño llamado Lucas, de 9 años, que era un gran fanático de los superhéroes. Su favorito era Spiderman. Todos los días se ponía su traje de Spidey y se imaginaba que tenía poderes arácnidos.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Lucas encontró una extraña pulsera brillante en el suelo. Sin pensarlo dos veces, se la puso en la muñeca y sintió una energía especial recorrer todo su cuerpo.

De repente, ¡se convirtió en Spiderman! Lucas no podía creer lo que veían sus ojos. Saltaba de edificio en edificio, trepaba por las paredes y lanzaba telarañas a diestra y siniestra.

Era como si estuviera viviendo dentro de uno de los cómics. Lleno de emoción, decidió usar sus nuevos poderes para hacer el bien en su ciudad.

Rescató gatos atrapados en árboles altos, ayudó a personas mayores a cruzar la calle y detuvo a ladrones que intentaban robarle la cartera a una señora. Pero pronto Lucas descubrió algo importante: ser un héroe no solo significaba tener poderes especiales; también requería valentía y responsabilidad.

Un día, mientras patrullaba por la ciudad como Spidey, vio a unos niños peleando cerca del río. Se acercó rápidamente para detenerlos y les dijo: "Chicos, ¿por qué están peleando? No es bueno lastimarse entre ustedes". Los niños se miraron avergonzados y bajaron la cabeza.

Uno de ellos, llamado Felipe, explicó que estaban peleando por un balón que había caído al agua. Lucas les sonrió y dijo: "No se preocupen, chicos. ¡Spiderman está aquí para ayudar!".

Sin pensarlo dos veces, lanzó una telaraña hacia el río y recuperó el balón. Los niños quedaron asombrados y agradecidos. Lucas les recordó lo importante que era trabajar juntos en lugar de pelearse. Desde ese día, los chicos se hicieron amigos y siempre jugaban juntos en el parque.

A medida que pasaba el tiempo, Lucas comenzó a darse cuenta de que no necesitaba la pulsera mágica para ser un verdadero héroe. Aprendió que la valentía y la bondad estaban dentro de él todo el tiempo.

Ahora, cada vez que alguien necesitaba ayuda en su vecindario, Lucas estaba allí para tenderles una mano. Ya no solo era Spiderman en sus juegos imaginarios; se había convertido en un verdadero héroe de carne y hueso.

Y así fue como este niño de 9 años demostró al mundo entero que todos podemos ser héroes si tenemos el coraje suficiente para hacer lo correcto cuando más importa.

FIN.

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