El valiente Lucas y la hada encantada
Había una vez un niño llamado Lucas, quien tenía cinco años y le encantaba jugar con sus juguetes y pasar tiempo con su familia. Sin embargo, Lucas tenía un miedo secreto: le daba mucho miedo crecer.
Lucas se preocupaba de que al crecer tendría que enfrentarse a cosas nuevas y desconocidas. Temía tener más responsabilidades y no poder disfrutar de su infancia como lo hacía ahora.
Cada vez que alguien mencionaba la palabra —"crecer" , Lucas se ponía triste y asustado. Un día, mientras paseaba por el parque, Lucas vio a un grupo de niños mayores jugando en el tobogán más alto del parque. Eran rápidos, valientes y parecían estar pasándola muy bien.
Lucas los observó desde lejos, sintiendo una mezcla de admiración y temor. De repente, apareció un hada madrina llamada Clara. Tenía largos cabellos dorados y unas alas brillantes como el sol.
Clara notó la tristeza en los ojos de Lucas y decidió ayudarlo. "Hola, pequeño Lucas", dijo Clara con una voz dulce. "He notado que tienes miedo de crecer ¿Es eso cierto?"Lucas asintió tímidamente mientras agarraba fuertemente su peluche favorito. "No te preocupes", dijo Clara tranquilizándolo.
"Crecer es algo hermoso e inevitable en la vida. Te permite aprender cosas nuevas, hacer amigos increíbles y descubrir tus propias fortalezas". Lucas miró a Clara con curiosidad pero aún seguía inseguro sobre crecer.
"Para ayudarte a superar ese miedo", continuó Clara, "te daré un regalo especial. Es una pulsera mágica que te recordará lo valiente y capaz que eres". Clara colocó la pulsera en el brazo de Lucas y al instante, este se sintió lleno de confianza.
Fue entonces cuando decidió enfrentar su miedo y subir al tobogán más alto del parque. Con cada paso hacia arriba, Lucas sentía cómo su miedo disminuía y su emoción crecía.
Cuando llegó a la cima, miró hacia abajo con una sonrisa llena de valentía. "¡Voy a hacerlo!" exclamó Lucas emocionado mientras deslizaba por el tobogán a toda velocidad. A medida que caía, Lucas sintió una sensación de libertad y alegría indescriptibles.
Al llegar al final del tobogán, todos los niños mayores lo aplaudieron y le dieron palmadas en la espalda. Desde ese día en adelante, Lucas dejó de temerle a crecer. Comenzó a explorar nuevas actividades como andar en bicicleta sin rueditas o aprender a nadar.
Cada vez que sentía miedo o duda, miraba su pulsera mágica y recordaba lo valiente que era. Cuando finalmente cumplió diez años, Lucas había superado todos sus temores e inseguridades sobre crecer.
Se dio cuenta de que la vida era una aventura maravillosa llena de posibilidades infinitas. Y así fue como el niño que le tenía miedo a crecer se convirtió en un adulto seguro de sí mismo, dispuesto a enfrentar cualquier reto que la vida le presentara.
Desde aquel día, Lucas siempre llevó consigo su pulsera mágica como un recordatorio de que, sin importar cuánto creciera, siempre sería valiente y capaz.
FIN.