El valiente Mateo contra los fuegos artificiales



Había una vez un niño llamado Mateo que tenía un gran miedo a los fuegos artificiales. Cada vez que escuchaba el estruendo de los cohetes, se escondía debajo de su cama y no salía hasta que todo había terminado.

Sus madres, Lucía y Valentina, estaban preocupadas por él y querían ayudarlo a superar ese miedo. Sabían que la mejor forma era enfrentándolo poco a poco, pero no sabían cómo hacerlo.

Un día, mientras paseaban por el parque, vieron un cartel anunciando una fiesta con fuegos artificiales. Aunque dudaron al principio, decidieron llevar a Mateo para intentar ayudarlo. Al llegar al parque, Mateo estaba muy nervioso.

Veía a todos los niños emocionados con los fuegos artificiales y se sentía diferente. Sin embargo, Lucía tuvo una idea brillante: "¿Qué tal si te disfrazas de Spiderman? Así podrás sentirte más valiente". Mateo sonrió tímidamente y aceptó la propuesta.

Rápidamente buscaron en su mochila unas medias rojas y azules para ponerse en las piernas como las del famoso superhéroe arácnido. Cuando se colocó el traje improvisado de Spiderman, Mateo sintió como si tuviera superpoderes. Caminaba con paso firme y mirada decidida hacia donde iba.

"¡Vamos al centro del parque!", exclamó Valentina emocionada. Allí encontraron un lugar alejado de la multitud donde pudieran ver los fuegos artificiales sin estar demasiado cerca del ruido.

Mateo respiró profundo y repitió en su mente: "Soy Spiderman, no tengo miedo". Los fuegos artificiales comenzaron a iluminar el cielo con hermosos colores y formas. Valentina y Lucía animaban a Mateo desde lejos, haciéndole señas de que estaba haciendo un gran trabajo. Poco a poco, Mateo empezó a relajarse.

Se dio cuenta de que los cohetes no eran tan aterradores como parecían. Cada vez que uno explotaba en el aire, él imaginaba que era una telaraña lanzada por Spiderman para salvar el mundo.

Después de un rato, se acercó corriendo hacia sus madres con una sonrisa enorme en su rostro. "¡Lo logré! No tuve miedo", exclamó emocionado. Lucía y Valentina lo abrazaron orgullosas y le dijeron lo valiente que había sido.

Esa noche, antes de dormir, Mateo soñó con ser un verdadero superhéroe capaz de enfrentar cualquier temor. A partir de ese día, Mateo dejó atrás su miedo a los fuegos artificiales.

Cada vez que escuchaba uno en la distancia, recordaba cómo se sintió vestido de Spiderman y sabía que podía superarlo. Con el tiempo, Mateo se convirtió en un niño valiente e inspirador para otros niños que tenían miedos similares.

Les contaba su historia y les enseñaba cómo enfrentar sus temores con valentía y confianza. Y así termina esta historia llena de aventura y aprendizaje.

Recuerda siempre que todos tenemos miedos, pero con la ayuda de las personas que nos aman y un poco de imaginación, podemos superarlos y convertirnos en los verdaderos héroes de nuestras vidas.

FIN.

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