El valiente Mateo en la feria de Sevilla



Había una vez un niño llamado Mateo que estaba muy emocionado porque iba a la feria de Sevilla con su familia.

Era su primera vez en la feria y no podía esperar para subirse a todas las atracciones y probar todas las deliciosas comidas. La feria era enorme, con luces brillantes y música alegre por todas partes. Mateo corría de un lado a otro, maravillado por todo lo que veía.

-¡Mamá, papá, miren esa montaña rusa! ¡Quiero subirme ya! - gritaba emocionado. Sus padres sonreían ante tanta emoción y lo llevaron a montarse en la montaña rusa. Después de dar vueltas y más vueltas, salieron todos mareados pero felices.

-¡Eso estuvo genial! - exclamó Mateo mientras se secaba el sudor de la frente. Pero cuando quisieron seguir paseando, descubrieron con horror que Mateo ya no estaba con ellos. -¡Mateo! ¡Mateo! - gritaban desesperados mientras buscaban entre la multitud.

Pero el niño parecía haber desaparecido. Mateo, por su parte, se había distraído mirando unos payasos que hacían reír a todos los presentes. Cuando quiso volver junto a sus padres, ya no los encontró por ningún lado.

Comenzó a sentir miedo y nerviosismo al darse cuenta de que estaba solo en medio de tanta gente desconocida. Decidió buscar un lugar alto para tratar de ubicar a sus padres entre la multitud.

Subió a una pequeña colina desde donde pudo divisar el parque de diversiones. Sin embargo, no lograba distinguir a sus padres por ningún lado.

Fue entonces cuando recordó lo que le habían enseñado en la escuela sobre qué hacer si uno se pierde: buscar ayuda de alguien responsable como un policía o un empleado del parque. Con valentía, se acercó a un guardia que estaba cerca y le contó lo sucedido.

El guardia escuchó atentamente la historia de Mateo y rápidamente se comunicó por radio con los demás guardias para alertar sobre el niño perdido. Mientras tanto, tranquilizó a Mateo diciéndole que todo iba a estar bien y que pronto encontrarían a sus padres.

Gracias al rápido accionar del personal de seguridad, en pocos minutos los padres de Mateo fueron localizados y reunidos nuevamente con él. Todos se abrazaron emocionados y aliviados de estar juntos otra vez.

Desde ese día, Mateo aprendió la importancia de mantenerse cerca de sus padres en lugares concurridos y nunca más volvió a separarse sin avisarles primero. Y aunque aquella experiencia fue angustiante, también le dejó una enseñanza valiosa sobre cómo actuar en situaciones difíciles.

FIN.

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