El valiente Mimoso y sus amigos
En un pequeño pueblo rodeado de verdes prados y árboles frondosos, vivía un gatito llamado Mimoso. Mimoso se sentía muy solo porque no tenía amigos con quien jugar ni compartir sus travesuras.
Pasaba los días recorriendo las calles del pueblo en busca de cariño y compañía, pero nadie parecía notarlo. Un día soleado, mientras Mimoso merodeaba por el parque, vio a lo lejos a una niña de ojos brillantes que jugaba con una mariposa.
La niña se llamaba Lara y al ver al gatito triste enseguida corrió hacia él. Lo acarició suavemente y le dijo:- ¡Hola, gatito! ¿Estás solito? No te preocupes, yo seré tu amiga. Desde ese momento, Lara y Mimoso se volvieron inseparables.
Juntos corrían por el campo persiguiendo mariposas, trepaban árboles y se echaban largas siestas bajo el sol.
Pero la felicidad de Mimoso iba más allá cuando conoció a otros animalitos del lugar: Panchito el perrito juguetón, Carmela la conejita curiosa y Tito el ratoncito bromista. Los cinco amigos compartían juegos y travesuras todos los días. Se ayudaban mutuamente y se querían como una verdadera familia. Sin embargo, no todo era perfecto en aquel tranquilo pueblo.
Había un niño malvado llamado Matías que disfrutaba molestando a los animales indefensos. Matías tiraba piedras a los pájaros, asustaba a los gatos callejeros e incluso intentó lastimar a Panchito en una ocasión.
Pero cuando quiso hacerle daño a Mimoso, Lara lo detuvo valientemente. - ¡Detente Matías! Los animales son nuestros amigos, merecen respeto y amor -dijo Lara con firmeza. Matías quedó sorprendido por la valentía de la pequeña y reflexionó sobre sus acciones pasadas.
Desde ese día, decidió cambiar su actitud y comenzó a cuidar de los animales en lugar de lastimarlos. Con el tiempo, Matías se convirtió en amigo de Lara, Mimoso y los demás animalitos.
Aprendió el valor del respeto hacia todas las formas de vida y juntos formaron un equipo inseparable que velaba por el bienestar de todos en el pueblo. Así, entre risas y aventuras, Mimoso encontró no solo amistad sino también protección gracias al amor incondicional de sus nuevos amigos.
Y aunque al principio había conocido la tristeza por estar solo, ahora sabía que nunca más volvería a sentirse así porque siempre tendría cerca a quienes lo querían tal como era: un adorable gatito lleno de alegría e inocencia.
FIN.