El Valiente Osito Toby



Había una vez un osito llamado Toby que vivía en un acogedor árbol en el bosque. Toby era muy querido por sus amigos: la ardilla Lila, el conejo Nico y la tortuga Tomás. Sin embargo, había algo que a Toby le preocupaba mucho: tenía un miedo terrible de la oscuridad.

Cada noche, cuando el sol se escondía detrás de las montañas y la luna comenzaba a brillar, Toby se acurrucaba en su árbol y cerraba los ojos con fuerza, deseando que la oscuridad no existiera.

Una noche, mientras sus amigos jugaban bajo las estrellas, Toby se asomó afuera, temblando de miedo.

"¿Por qué están tan felices?" - les preguntó. "¡Es de noche!"

"¡Pero la oscuridad es aterradora!" - dijo Toby con un hilito de voz.

Lila, la ardilla, con su energía habitual respondió: "¡No hay que temer! La oscuridad puede ser mágica. ¡Vení, Toby! Vamos a explorar juntos."

Toby dudó, pero mirar a sus amigos le dio un poco de valor. "Está bien, pero solo por un ratito" - dijo temerosamente. Así que los cuatro amigos decidieron aventurarse hacia un claro en el bosque.

Al llegar, la noche era más hermosa de lo que Toby había imaginado. Las luciérnagas iluminaban el lugar con un brillo suave y encantador.

"¡Miren eso!" - exclamó Nico, el conejo, señalando hacia el cielo. "Las estrellas están brillando como nunca!"

"¡Sí!" - dijo Lila, emocionada. "¡Es un espectáculo increíble!"

Toby, aunque seguía un poco nervioso, comenzó a disfrutar de la vista. Se sentó y miró hacia arriba con sus ojos redondos llenos de asombro.

De repente, un ruido rompió el momento. Era un búho viejo que bajó de una rama. "¿Por qué tienen tantos miedos, pequeños?" - preguntó con voz profunda.

Toby, un poco asustado, respondió: "Porque la oscuridad me da miedo..."

"¿Miedo?" - repitió el búho con una sonrisa. "La oscuridad no es tu enemiga. A veces, solo necesitas aprender a ver con otros ojos. ¿Les gustaría hacer un pequeño juego?"

"¿Un juego?" - dijeron todos curiosos.

El búho explicó las reglas. Tendrían que encontrar objetos en el claro, pero con los ojos cerrados. Toby estaba bastante asustado, pero sus amigos lo animaron.

"Está bien, puede ser divertido" - dijo Toby, con un poco de seguridad.

El búho contó hasta tres y todos cerraron los ojos.

El claro estaba oscuro, pero pronto, su instinto empezó a guiarlo.

"¡Hey! Puedo sentir algo suave. Creo que encontré una hoja!" - dijo Lila emocionada. "¡Vamos, Toby! Encontrá algo también!"

Toby se concentró y empezó a moverse, sintiendo el frescor del suelo bajo sus patas. Se detuvo al tocar algo rugoso. "¡Creo que encontré un tronco!" - gritó, sintiéndose más y más intrépido.

Después de unos minutos, el búho les dijo que abrieran los ojos. Cada uno mostró los objetos que había encontrado. Toby, con su tronco, se sintió orgulloso. "No está tan mal!" - exclamó, aún sorprendido por sí mismo.

"¡Lo ves! La oscuridad puede ocultar cosas interesantes y desafiantes" - dijo el búho con sabiduría. "No hay que temer a lo desconocido. A veces, lo maravilloso está justo delante de nosotros."

Desde esa noche, Toby aprendió a ver la oscuridad de otra manera. En lugar de temerla, la abrazó como parte de sus aventuras. Siempre que se sentía asustado, miraba a sus amigos y recordaba aquella noche mágica.

Toby se convirtió en el osito más valiente del bosque y compartía su historia con otros animales que tenían miedo de la oscuridad. Les enseñaba a mirar hacia las estrellas y a encontrar cosas hermosas en el desconocido.

Y así, la oscuridad dejó de ser un lugar tenebroso y se volvió un espacio lleno de posibilidades, amistad y magia.

Toby nunca olvidó la lección del búho:

- “La oscuridad no es el fin, sino el principio de nuevas aventuras.”

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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