El valiente osito verde


Había una vez un oso llamado Benito que era muy pequeño y tierno. Vivía en el bosque con su mamá, pero llegó el momento de ir al kinder y eso lo ponía muy nervioso.

Benito no conocía a nadie más aparte de su mamá, y le daba mucho miedo quedarse sin ella. El primer día de clases, Benito se aferró fuertemente a la pata de su mamá mientras caminaban hacia el kinder.

Al llegar, vio a otros animales jugando y riendo juntos, pero él se sentía perdido y asustado. "Mamá, no quiero quedarme aquí solo", dijo Benito con voz temblorosa. Su mamá lo abrazó cariñosamente y le susurró al oído: "Tranquilo, mi querido hijo.

Sé que te da miedo estar sin mí, pero recuerda que siempre estaré contigo en tu corazón". Benito respiró hondo e intentó sonreír.

Siguiendo los consejos de su mamá, decidió acercarse a un grupo de animales que estaban construyendo un castillo con bloques. —"Hola" , dijo tímidamente Benito. Los animales se voltearon sorprendidos por la presencia del osito. "¡Hola! ¿Eres nuevo aquí?", preguntó una conejita amigablemente. Benito asintió con la cabeza y explicó: "Sí, es mi primer día en el kinder".

La conejita sonrió dulcemente y extendió sus patas para darle un abrazo reconfortante a Benito. Los demás animales también se acercaron para saludarlo y darle la bienvenida.

A medida que pasaban los días, Benito fue conociendo a sus nuevos amigos. Juntos, jugaban, aprendían y se divertían mucho. Cada día era una aventura emocionante en el kinder. Un día, la maestra anunció que habría una feria de talentos en el kinder.

Los niños tendrían la oportunidad de mostrar sus habilidades especiales frente a todos. Benito estaba emocionado pero también un poco nervioso. "¿Y si no tengo ningún talento?", preguntó preocupado a su amiga conejita.

La conejita le dio una palmadita en la espalda y le dijo: "Todos tenemos algo especial dentro de nosotros, solo debemos descubrirlo". Benito reflexionó sobre las palabras de su amiga y decidió probar diferentes actividades para encontrar su talento.

Intentó pintar cuadros como un artista, bailar como un bailarín profesional e incluso cantar como un cantante famoso. Pero ninguna actividad parecía ser su verdadero talento. Desanimado, Benito se sentó bajo un árbol mientras pensaba qué hacer. Fue entonces cuando escuchó unos ruiditos provenientes del arbusto cercano.

Se acercó sigilosamente y vio a unas mariposas volando alrededor de unas flores hermosas. Los ojos de Benito se iluminaron al ver tanta belleza y delicadeza en aquellos insectos coloridos.

Sin dudarlo, buscó algunas ramitas y hojas para construirles un hogar donde pudieran descansar tranquilas. Cuando llegó el día de la feria de talentos, cada niño mostraba sus habilidades frente a todos. Benito estaba nervioso, pero decidió compartir su talento especial con el resto.

Subió al escenario y explicó cómo había encontrado a las mariposas y construido un hogar para ellas. Todos los niños estaban asombrados por la historia de Benito y admiraron su dedicación y amor hacia los pequeños seres vivos.

El kinder aplaudió emocionado mientras las mariposas revoloteaban alrededor del escenario en señal de agradecimiento. Desde aquel día, Benito se dio cuenta de que su verdadero talento era cuidar y proteger a la naturaleza.

Los demás animales lo miraban con admiración y le pedían consejos sobre cómo ayudar al medio ambiente. Benito aprendió que no importa cuán pequeño o temeroso te sientas al principio, siempre hay algo especial dentro de ti esperando ser descubierto.

Y así, junto a sus amigos del kinder, el osito demostró que todos pueden hacer grandes cosas cuando siguen su corazón.

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