El valiente oso rojizo


Había una vez en el bosque un oso llamado Rufus, era rojizo y animal. Rufus era un oso muy peculiar, ya que a diferencia de sus amigos animales, él no tenía muchas ganas de hacer nada.

Pasaba la mayor parte del día durmiendo bajo la sombra de los árboles y solo se levantaba para buscar algo de comida. Sus amigos siempre le decían: "Rufus, tienes que ser más activo y aprovechar el día".

Pero él simplemente respondía con una sonrisa perezosa: "-No te preocupes por mí, amigos. Soy feliz siendo un oso vago". Un día, mientras Rufus dormía plácidamente junto al río, escuchó unos gritos provenientes del otro lado del bosque.

Se despertó sobresaltado y corrió hacia el lugar del que provenían los gritos. Allí encontró a su amiga Lola, una pequeña ardilla que estaba atrapada en una red. "-¡Ayuda! ¡Rufus, por favor ayúdame!" -gritaba Lola desesperada.

Rufus no podía creer lo que veía y rápidamente se dio cuenta de que tenía que hacer algo para ayudar a su amiga. Con todas sus fuerzas comenzó a morder la red hasta lograr liberar a Lola.

"-¡Gracias Rufus! Eres un verdadero héroe" -dijo Lola emocionada mientras le daba un abrazo. Desde ese momento todo cambió para Rufus. Descubrió lo bien que se sentía ayudar a los demás y decidió convertirse en el protector del bosque.

Ya no pasaba todo el día durmiendo sino que se dedicaba a patrullar el bosque en busca de animales en peligro. Un día, mientras Rufus estaba ayudando a una familia de conejos a cruzar un río, escuchó unos llantos provenientes del interior de una cueva.

Se adentró con cautela y encontró a un pequeño osezno atrapado entre las rocas. "-¡No te preocupes! ¡Voy a sacarte de aquí!" -exclamó Rufus determinado.

Con mucho esfuerzo logró liberar al osezno y lo llevó hasta su madre que lo esperaba afuera. La mamá oso le dio las gracias emocionada y le dijo: "-Gracias Rufus, has salvado la vida de mi hijo".

La noticia se regó rápidamente por todo el bosque y Rufus se convirtió en un héroe aclamado por todos los animales. Ahora tenía amigos por todas partes y siempre había alguien que necesitaba su ayuda. Rufus aprendió una gran lección: no importa cuán vago seas, siempre puedes hacer algo bueno por los demás.

A partir de ese momento, cada día era una nueva aventura para él, lleno de sorpresas y desafíos.

Y así fue como el oso rojizo y animal llamado Rufus pasó de ser un vago carismático a convertirse en un verdadero héroe del bosque. Y recuerda niños, nunca subestimen el poder que tienen para hacer la diferencia en la vida de los demás.

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