El valiente oso y la osa del castillo en el mar



Había una vez, en un tranquilo bosque de pinos, un oso llamado Bruno. Bruno era un oso grande y fuerte, pero lo que más lo distinguía era su valentía. Un día, mientras paseaba por el bosque, escuchó un rumor entre los árboles.

"¡Ayuda! ¡Ayuda!" - gritaba una voz lejana. Bruno, inquieto por la súplica, siguió el sonido hasta que llegó a un claro donde encontró a su amiga la ardilla Tula.

"Tula, ¿qué pasa?" - preguntó Bruno preocupado.

"¡Bruno! ¡Es terrible! La osa Lila ha sido atrapada en un castillo que está en medio del mar!" - respondió Tula, moviendo sus patitas nerviosamente.

"¿En un castillo? ¡Eso suena peligroso! ¿Cómo puedo ayudarla?" - dijo Bruno, con una determinación en su voz.

Tula le explicó que un malvado mago había encerrado a Lila en un castillo que flotaba en el mar. La única forma de llegar allí era atravesar un misterioso bosque encantado y luego navegar en una pequeña barca.

"Te acompañaré, Bruno. No te voy a dejar ir solo. Juntos somos más fuertes" - exclamó Tula.

Así, Bruno y Tula se adentraron en el bosque encantado. Los árboles eran altos y sus ramas parecían susurrar secretos. Mientras caminaban, encontraron a un búho sabio.

"Hola, valientes. He oído que van en busca de la osa Lila. Necesitarán enfrentarse a tres pruebas para poder llegar a su castillo" - dijo el búho con voz profunda.

"¡Estamos listos!" - afirmó Bruno.

"La primera prueba es de valentía. Deben cruzar el Puente del Susurro, que está custodiado por un pequeño dragón que se asusta fácilmente. Hablarle con amabilidad es la clave." - continuó el búho.

Los amigos llegaron al puente, donde encontraron al dragón.

"¡Tengo miedo! No quiero que me hagan daño!" - lloriqueó el dragón.

"No tienes por qué tener miedo, amigo. Solo queremos pasar y ayudar a una amiga. ¿Puedo cruzar, por favor?" - dijo Bruno suavemente.

El dragón, al escuchar las dulces palabras de Bruno, se calmó y les permitió pasar.

"¡Lo logramos!" - exclamó Tula emocionada.

La segunda prueba era sobre la amistad. Encontraron un lago que debía ser cruzado, pero estaba lleno de niebla. Un pez les dijo que solo serían capaces de pasar si mostraban lo que significaba la amistad.

"¿Cómo podemos demostrarlo?" - preguntó Tula, confundida.

Bruno pensó un momento y dijo:

"Podemos hacer una pequeña canción juntos, sobre cómo nos cuidamos y queremos ayudar a los demás."

Así, mientras Bruno y Tula cantaban, la niebla se fue disipando y pudieron cruzar el lago.

Finalmente, llegaron a la orilla del mar, donde vieron el castillo lejano. Pero no había barca.

"No hay barca. ¿Cómo llegaremos?" - se preocupó Tula.

"Si unimos nuestras fuerzas, tal vez podamos nadar y llegar hasta allí" - sugirió Bruno, con confianza.

Y así, se sumergieron en el agua. Aunque era profundo y un poco frío, sus corazones estaban llenos de determinación. Al llegar al castillo, ambos notaron que las puertas eran gigantes y estaban cerradas.

"¿Cómo entraremos?" - preguntó Tula.

"Tal vez si pedimos ayuda, podamos conseguirlo. Por favor, ¡ayúdanos!" - gritó Bruno a la puerta.

Y, para sorpresa de ambos, la puerta se abrió lentamente. Dentro, encontraron a Lila, quien los miró asombrada.

"¡Bruno! ¡Tula! ¡Pensé que nunca vendrían a ayudarme!" - dijo Lila.

"No hay nada que pueda detenernos cuando una amiga necesita ayuda!" - contestó Bruno con una sonrisa.

Rapidamente, llevaron a Lila fuera del castillo. Cuando estaban por salir, el mago apareció, furioso.

"¡Deténganse! Este castillo es mi hogar, y no les permitiré salir!" - gritó el mago.

"No queremos pelear, solo queremos irnos con nuestra amiga" - respondió Bruno con valentía.

El mago, sorprendido por la valentía y determinación de Bruno, reflexionó.

"Tal vez he sido un poco egoísta. Si realmente quieres a Lila, está bien. Pero prométele que siempre la cuidarás" - dijo el mago, mientras hacía un gesto y la puerta del castillo se abrió.

Bruno y Tula asintieron, prometiendo cuidar de Lila siempre.

"¡Gracias!" - gritaron los tres a la vez, mientras se dirigían al bosque y regresaban a su hogar.

Así fue como Bruno, con su valentía y la ayuda de Tula, lograron rescatar a Lila y aprender la importancia de la amistad, la compasión y el valor. Y desde aquel día, juntos vivieron muchas más aventuras en su querido bosque.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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