El valiente pacto de Mateo


Había una vez un niño llamado Mateo, que todos los días iba a la escuela caminando por un sendero rodeado de árboles. Un día, mientras se dirigía a clases, escuchó un ruido extraño detrás de unos arbustos.

- ¿Qué será ese ruido? -se preguntó Mateo, acercándose con curiosidad. Para su sorpresa, detrás de los arbustos se encontraba un lobo gris mirándolo fijamente.

Mateo sintió miedo al principio, pero luego recordó lo que su abuelita le había enseñado sobre tratar a los animales con respeto. - Hola, señor Lobo. ¿Cómo estás? -saludó valientemente Mateo. El lobo se mostró sorprendido por la actitud amigable del niño y respondió:- Buenos días, pequeño humano. Estoy bien, gracias.

¿Y tú? - Estoy bien también. ¿Qué haces aquí en el bosque cerca de la escuela? -preguntó Mateo con curiosidad.

El lobo suspiró y explicó que se sentía solo porque los demás animales del bosque lo evitaban y tenían miedo de él debido a su aspecto feroz. Conmovido por la historia del lobo, Mateo decidió hacer algo al respecto.

Recordando una lección sobre compasión que había aprendido en la escuela, propuso al lobo:- ¡Podrías venir conmigo a la escuela! Así podrías conocer a mis amigos y demostrarles que no eres tan malo como piensan. El lobo dudaba al principio, pero finalmente aceptó acompañar a Mateo a la escuela.

Al llegar allí, todos los niños y maestros quedaron atónitos al ver al lobo junto al niño. Al principio tuvieron miedo y comenzaron a gritar. - ¡Tranquilos! Este es el señor Lobo y es muy amable. No hay razón para temerle -explicaba Mateo calmadamente.

Poco a poco, el lobo fue mostrando su lado gentil: jugaba con los niños sin lastimarlos e incluso ayudaba en algunas tareas escolares como reagarrar hojas o llevar objetos pesados.

Los niños descubrieron que el lobo no era tan fiero como pensaban y empezaron a disfrutar de su compañía. Con el tiempo, el lobo se convirtió en parte de la comunidad escolar y todos aprendieron una valiosa lección sobre no juzgar a alguien por su apariencia externa o prejuicios infundados.

Desde ese día en adelante, el bosque ya no parecía tan solitario para el lobo gracias a sus nuevos amigos humanos y animales.

Y Mateo demostró que incluso las criaturas más inesperadas pueden ser parte importante de nuestras vidas si les damos una oportunidad sin prejuicios. Y colorín colorado este cuento ha terminado; esperemos ansiosamente qué aventuras vivirán nuestros protagonistas en próximas historias llenas de amistad y superación.

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