El valiente patito singular



Había una vez en un lindo estanque, una mamá pata que estaba muy emocionada porque sus huevitos estaban a punto de eclosionar.

Pasaron los días y finalmente llegó el momento, uno por uno los patitos fueron rompiendo sus cascarones, pero al salir el último patito, todos se dieron cuenta de que era diferente a los demás. "¡Mamá, este patito es feo! ¡No se parece a nosotros!" - exclamaron los otros patitos sorprendidos.

La mamá pata miró con amor a su pequeño diferente y le dijo:"No importa cómo te veas, mi querido patito. Eres especial y te amaré siempre".

A pesar de las palabras de su mamá, el patito feo se sentía triste al ser rechazado por los demás animales del estanque. Un día decidió alejarse y emprender un viaje en busca de un lugar donde pudiera encajar.

Caminó y caminó hasta llegar a un hermoso bosque donde conoció a una familia de castores muy amables que lo acogieron sin juzgarlo por su apariencia. Ellos le enseñaron al patito feo a construir represas y trabajar en equipo, habilidades que resultaron ser muy útiles para él.

Un día mientras trabajaba junto a los castores, el patito feo escuchó unos gritos desesperados provenientes del río cercano. Sin dudarlo un segundo, se lanzó al agua y rescató a un grupo de polluelos que estaban atrapados en una corriente peligrosa.

Los polluelos asustados lo miraron con gratitud y le pidieron disculpas por haberlo juzgado mal en un principio. "Eres valiente y bondadoso", dijeron los polluelos impresionados.

El acto heroico del patito feo no solo salvó vidas sino que también demostró su verdadero valor ante todos aquellos que lo habían subestimado por su apariencia. A partir de ese día, el estanque entero reconoció las cualidades especiales del patito feo y lo aceptaron tal como era.

Finalmente entendieron que la belleza va más allá de la apariencia física y que cada ser vivo tiene algo único para ofrecer al mundo.

El patito feo encontró su lugar en el estanque gracias a su valentía, bondad y determinación para demostrarles a todos que no hay nada más hermoso que ser fiel a uno mismo. Y colorín colorado, este cuento ha terminado con un mensaje claro: nunca juzgues a alguien por su apariencia porque la verdadera belleza está en el interior.

FIN.

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