El valiente protector de Nottingham
Había una vez, en un lejano reino llamado Nottingham, un joven valiente y astuto llamado Robin. Robin vivía en el bosque con su banda de forajidos, quienes robaban a los ricos para compartir con los pobres.
Un día, el malvado Príncipe Juan y su alguacil Guy de Gisborne descubrieron las hazañas de Robin y decidieron capturarlo. Ellos estaban enfurecidos por la idea de que alguien se atreviera a desafiar su autoridad y ayudar a los menos afortunados.
Robin sabía que debía protegerse a sí mismo y a su pueblo, así que se escondió hábilmente entre los árboles del bosque.
A medida que pasaba el tiempo, tanto el Príncipe Juan como Guy de Gisborne se volvían más determinados en atrapar al joven forajido. Un día, mientras Robin estaba robando comida para alimentar a los hambrientos del pueblo, escuchó unos ruidos extraños provenientes del camino principal.
Se acercó sigilosamente para ver qué estaba ocurriendo y quedó sorprendido al encontrar al Rey Ricardo regresando al reino después de muchos años fuera. El Rey Ricardo había estado luchando valientemente en una guerra lejana y finalmente había conseguido la victoria.
Había oído hablar sobre las acciones justas e ingeniosas de Robin Hood durante sus viajes y decidió hacer justicia por él. "¡Robin Hood! ¡Ven aquí!"- exclamó el Rey Ricardo cuando vio al joven escondido entre los árboles. Robin salió cautelosamente de su escondite sin saber qué esperar.
El Rey Ricardo sonrió amablemente y le dijo:"He oído hablar de tus actos nobles y valientes en favor de los pobres. Has demostrado ser un verdadero héroe para tu pueblo.
A partir de ahora, te nombro el protector oficial del bosque de Nottingham". Robin no podía creer lo que estaba escuchando. Se sentía abrumado por la generosidad y confianza del rey.
A medida que pasaba el tiempo, Robin utilizó su nueva posición para llevar a cabo aún más buenas acciones en nombre del reino. Construyó escuelas para enseñar a los niños y brindó refugio a los necesitados.
El Príncipe Juan y Guy de Gisborne, al ver la popularidad creciente de Robin Hood, se dieron cuenta de que ya no tenían poder sobre el pueblo. Fueron desterrados del reino por sus malvadas acciones. El rey Ricardo gobernó con justicia y sabiduría, asegurándose de que todos fueran tratados con igualdad y respeto.
Gracias a Robin Hood, Nottingham se convirtió en un lugar próspero donde reinaba la paz. Y así termina nuestra historia, enseñándonos que incluso en tiempos difíciles siempre habrá personas dispuestas a luchar por la justicia y ayudar a aquellos que más lo necesitan.
FIN.