El valiente rescate de Juan
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Juan. Juan era un niño muy amable y simpático, pero por alguna razón no tenía amigos en la escuela.
Siempre jugaba solo en el recreo y nadie parecía querer acercarse a él. Un día, mientras caminaba triste por el parque después de clases, se encontró con una mariposa herida que no podía volar.
Juan sintió mucha compasión por la mariposa y decidió llevarla a su casa para cuidar de ella. "Tranquila mariposita, voy a curarte y te vas a sentir mejor", le dijo Juan mientras preparaba un poco de miel con agua para alimentarla.
Con paciencia y dedicación, Juan cuidó de la mariposa todos los días. Le limpiaba las alas con cuidado, le daba de comer y la protegía del frío. Con el tiempo, la mariposa sanó y empezó a revolotear felizmente alrededor de Juan.
La noticia sobre la mariposa curada llegó pronto a oídos de sus compañeros de clase. Todos quedaron sorprendidos al ver cómo Juan había logrado salvar a la mariposa herida.
Poco a poco, los niños empezaron a acercarse a Juan para felicitarlo por su valentía y bondad. "¡Wow! ¡Juan es increíble! ¿Puedo ayudarte a cuidar más animales?", preguntó Martina emocionada. "¡Claro que sí! ¡Entre todos podemos hacer grandes cosas juntos!", respondió Juan con una sonrisa radiante. Desde ese día, Juan dejó de estar solo.
Los niños descubrieron lo especial que era y comenzaron a valorarlo como amigo. Juntos formaron un club para ayudar a los animales heridos del pueblo y se convirtieron en inseparables compañeros de aventuras.
Así, gracias al amor y cuidado que brindó a una pequeña mariposa herida, Juan encontró amigos verdaderos que lo apreciaban tal como era.
Aprendió que la amistad nace del corazón generoso y que siempre hay personas dispuestas a querernos si damos lo mejor de nosotros mismos. Y colorín colorado, este cuento ha terminado; pero recuerda: nunca subestimes el poder transformador del amor y la amabilidad hacia los demás.
FIN.