El valiente rescate de los dinosaurios
Había una vez tres amigos llamados Dante, Alma y Axel. Les encantaba explorar y descubrir cosas nuevas en el bosque cercano a su casa.
Un día, mientras caminaban por el bosque, escucharon un ruido extraño que venía de lo profundo del bosque. "¿Qué será ese ruido?", preguntó Dante con curiosidad. "No lo sé", respondió Alma, "pero deberíamos ir a investigar". Los tres amigos siguieron el sonido y se adentraron más y más en el bosque.
De repente, llegaron a un claro donde vieron algo increíble: ¡habían dinosaurios! Los ojos de los tres amigos se abrieron como platos al ver a los enormes animales prehistóricos caminando entre los árboles.
Había un Tiranosaurio Rex, un Triceratops y hasta un Velociraptor. "¡Esto es asombroso!", exclamó Axel emocionado. "Pero debemos tener cuidado", advirtió Alma. "No sabemos cómo reaccionarán los dinosaurios ante nosotros". Decidieron observarlos desde lejos para no asustarlos.
Mientras tanto, comenzaron a investigar sobre los diferentes tipos de dinosaurios en sus libros y dispositivos electrónicos. Después de algún tiempo, notaron que uno de los dinosaurios parecía estar herido. Era un pequeño Iguanodon que cojeaba mientras intentaba moverse. "Debemos ayudarlo", dijo Dante decidido.
"Podríamos construirle una especie de muleta para que pueda caminar mejor". Los tres amigos buscaron palos y hojas grandes para crear la muleta improvisada. Con mucho cuidado, se acercaron al Iguanodon y colocaron la muleta debajo de su pata herida.
El dinosaurio parecía agradecido y comenzó a caminar más fácilmente. Los amigos estaban felices de haber podido ayudar. De repente, escucharon un rugido fuerte proveniente del bosque. Era el Tiranosaurio Rex que estaba persiguiendo al Triceratops.
Parecía que iba a atacarlo. "¡Tenemos que hacer algo!", exclamó Axel preocupado. Sin pensarlo dos veces, los tres amigos corrieron hacia el Triceratops para intentar distraer al Tiranosaurio Rex.
Gritaban y agitaban los brazos para llamar su atención lejos del otro dinosaurio. El plan funcionó y el Tyrannosaurus Rex dejó de perseguir al Triceratops para enfrentarse a los intrusos humanos. Sin embargo, en ese momento, llegó el Velociraptor y también se sumó a la persecución.
Los chicos corrían lo más rápido que podían mientras los dinosaurios los seguían de cerca. Pero justo cuando parecía que no tenían escapatoria, vieron una cueva escondida entre las rocas. "¡Rápido! ¡Entremos aquí!", gritó Dante señalando la cueva.
Los tres amigos entraron rápidamente en la cueva y se agacharon esperando que los dinosaurios pasaran de largo. Pasaron varios minutos hasta que finalmente no escucharon ningún ruido afuera.
Con cuidado salieron de la cueva y vieron cómo los dinosaurios habían desaparecido en la distancia. Se dieron cuenta de que habían logrado escapar. "¡Lo logramos!", exclamó Alma emocionada. "Pero debemos tener más cuidado la próxima vez". Los amigos regresaron a casa con una gran historia para contar.
A pesar del susto, se sintieron orgullosos de haber ayudado al Iguanodon y de haber trabajado juntos para enfrentarse a los dinosaurios.
Desde ese día, Dante, Alma y Axel siguieron explorando el bosque, pero siempre recordaron ser cautelosos y respetuosos con la naturaleza y los animales que vivían en él. Y cada vez que veían un dinosaurio en un libro o en una película, recordaban su increíble encuentro en el bosque y cómo trabajaron juntos para superar cualquier desafío.
FIN.