El valiente Tinito y su aventura marina
hasta el horizonte. Tinito los miraba con envidia, ansioso por unirse a la diversión, pero también sentía miedo. Nunca antes se había aventurado tan lejos en el mar.
Un día, mientras caminaba por la orilla de la playa, Tinito encontró una estrella de mar varada en la arena. La levantó con cuidado y la devolvió al agua.
Al ver cómo la estrella de mar volvía a su hogar, Tinito sintió una sensación cálida y feliz en su corazón. Esa noche, mientras rezaba antes de dormir, Tinito le pidió a Dios que lo ayudara a superar su miedo al mar.
Quería ser valiente como sus hermanos y primos para poder disfrutar de las olas junto a ellos. Al día siguiente, cuando llegaron nuevamente a la playa, Tinito decidió enfrentar su miedo. Se acercó lentamente al agua y dejó que las pequeñas olas mojaran sus pies.
A medida que avanzaba más adentro del mar, las olas se hacían más grandes y fuertes. Tinito comenzó a sentirse nervioso otra vez, pero recordó cómo se había sentido al ayudar a la estrella de mar.
Recordó esa sensación cálida y feliz que llenaba su corazón cuando hacía algo bueno por los demás. Decidido a superar sus temores, Tinito dio un salto valiente hacia adelante y se sumergió bajo una ola gigante. Cuando emergió del agua, estaba empapado pero sonriendo ampliamente. "¡Lo hice!", exclamó emocionado.
Sus hermanos y primos lo miraron sorprendidos y aplaudieron su valentía. Todos se unieron en una gran fiesta en el mar, riendo y disfrutando del agua salada.
A partir de ese día, Tinito se convirtió en el más intrépido de todos. Saltaba sobre las olas, buceaba bajo el agua y nadaba con los peces. Ya no tenía miedo porque había descubierto la alegría de enfrentar sus temores.
Tinito aprendió que la valentía no significa no tener miedo, sino enfrentarlo a pesar de él. También aprendió que ayudar a los demás puede ser una fuente de fuerza y felicidad. Desde ese día, Tinito siempre buscaba oportunidades para ayudar a los demás.
Ya sea devolviendo estrellas de mar al océano o brindando apoyo a sus amigos cuando lo necesitaban, Tinito sabía que hacer cosas buenas era la mejor manera de vencer cualquier miedo o dificultad que pudiera enfrentar.
Y así fue como Tinito se convirtió en un verdadero ejemplo para todos los niños en la playa de Cartagena. Su valentía y bondad inspiraron a otros a superar sus miedos y encontrar la felicidad en las pequeñas cosas.
Y aunque seguían siendo traviesos, ahora también eran respetuosos con Dios y con aquellos que les rodeaban. Así termina esta historia llena de enseñanzas para todos aquellos niños curiosos e inquietos como Tinito: nunca subestimes tu propio coraje ni el poder transformador del bien hacia los demás.
Siempre hay una estrella esperando ser devuelta al mar y una ola gigante esperando ser desafiada.
FIN.