El valiente Tristán encuentra amigos en el bosque encantado
Había una vez un dinosaurio llamado Tristán que vivía en un bosque encantado. A pesar de su imponente tamaño y sus afilados dientes, Tristán se sentía muy triste porque no tenía amigos con quienes jugar.
Un día, mientras caminaba por el bosque, Tristán vio a un grupo de animales jugando y riendo juntos. Había conejos saltando, pájaros volando y ardillas trepando los árboles.
La alegría que veían en ellos hizo que la tristeza de Tristán se intensificara aún más. Tristán decidió acercarse al grupo de animales para intentar hacer amigos. Sin embargo, cuando se acercó, todos los animales se asustaron y huyeron rápidamente.
El corazón de Tristán se rompió aún más al ver cómo todos lo rechazaban por su apariencia temible. Desanimado y sintiéndose cada vez más solo, Tristán continuó caminando hasta que llegó a un río cristalino. Mientras bebía agua para calmar su sed, escuchó una voz dulce proveniente del agua.
"¿Por qué estás tan triste?", preguntó el pez dorado que nadaba en el río. Tristán levantó la cabeza sorprendido y respondió: "Estoy triste porque no tengo amigos con quienes jugar".
El pez dorado sonrió amablemente y dijo: "No te preocupes, Dinosaurio Triste. Te ayudaré a encontrar nuevos amigos". Tristán siguió al pez dorado rio abajo hasta llegar a una cueva oculta detrás de una cascada.
Allí encontraron a un búho sabio llamado Ulises, quien les dijo que en el corazón del bosque encantado vivía el hada de los sueños. "Si quieres hacer amigos, debes encontrarla y pedirle su ayuda", dijo Ulises.
Agradecido por la información, Tristán se despidió del pez dorado y de Ulises y se adentró en el espeso bosque. Después de mucho caminar, finalmente llegó al lugar donde vivía el hada de los sueños. El hada era una pequeña criatura luminosa con alas brillantes y ojos chispeantes.
Tristán le explicó cómo se sentía y cuánto deseaba tener amigos con quienes jugar. El hada sonrió y asintió comprensivamente. "Puedo ayudarte, pero primero debes superar tres pruebas para demostrar tu valentía y amabilidad". Tristán aceptó el desafío sin dudarlo.
La primera prueba consistía en rescatar a un conejito atrapado en una telaraña gigante. Con sus fuertes patas, Tristán logró liberar al conejito antes de que cayera presa de una araña malvada.
La segunda prueba fue encontrar un nido abandonado de pájaros y protegerlo hasta que regresaran sus dueños. Tristán cuidó del nido día y noche, ahuyentando a los depredadores hasta que los pajaritos volvieron sanos y salvos. La tercera prueba requería escalar un árbol muy alto para recolectar nueces para las ardillas hambrientas.
Aunque Tristán no estaba acostumbrado a trepar árboles, se esforzó al máximo y logró recolectar suficientes nueces para saciar el hambre de las ardillas. El hada de los sueños estaba impresionada por la valentía y amabilidad de Tristán.
Con una sonrisa radiante, le otorgó un collar mágico que haría que todos los animales del bosque lo vieran como un amigo en lugar de temerle. Tristán regresó al grupo de animales jugando en el bosque encantado.
Esta vez, cuando se acercó, ninguno de ellos corrió asustado. Todos lo recibieron con alegría y entusiasmo. "¡Bienvenido, Tristán! ¿Quieres jugar con nosotros?", exclamaron los conejos saltando a su alrededor. "¡Claro que sí!", respondió emocionado Tristán.
Desde ese día, Tristán nunca más se sintió triste ni solo. Aprendió que la verdadera amistad no se basa en apariencias o temores infundados, sino en la valentía y amabilidad que llevamos dentro.
Y así, juntos, todos los animales del bosque encantado vivieron felices y jugaron sin cesar bajo el sol brillante del día y las estrellas brillantes de la noche.
FIN.