El valiente viaje al dentista
Había una vez una niña llamada Jimena que tenía un miedo terrible al dentista. Cada vez que sus padres le decían que tenían una cita con el dentista, ella se ponía nerviosa y lloraba desconsoladamente.
Un día, mientras jugaba en el parque, Jimena conoció a un conejito muy simpático llamado Pancho. Pancho era muy curioso y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.
Cuando vio las lágrimas de tristeza en los ojos de Jimena, se acercó y le preguntó qué le pasaba. "Hola, ¿por qué estás tan triste?"- preguntó Pancho. Jimena sollozando respondió: "Tengo mucho miedo de ir al dentista. Me da miedo que me hagan daño".
Pancho sonrió dulcemente y dijo: "Entiendo cómo te sientes, pero déjame contarte algo. Yo también solía tener miedo del dentista hasta que descubrí algo maravilloso". Intrigada por las palabras del conejito, Jimena secó sus lágrimas y miró atentamente a Pancho. "¿Qué descubriste? Cuéntame"- dijo Jimena emocionada.
—"Bueno" - comenzó Pancho-, resulta que el dentista no es alguien malo o peligroso. Los dentistas están ahí para cuidar nuestros dientes y mantenernos sanos". Jimena asintió lentamente mientras escuchaba con atención lo que decía su nuevo amigo animal.
Pancho continuó: "Además, los dentistas tienen muchas herramientas interesantes para revisar nuestros dientes como espejos, cepillos y máquinas que hacen ruido pero no duelen". "¿En serio?"- preguntó Jimena con los ojos llenos de curiosidad.
Pancho asintió y dijo: "Y sabes qué más, Jimena. Si vas al dentista y te portas valiente, después puedes recibir un premio especial como una pegatina o un pequeño juguete". Jimena sonrió tímidamente.
Las palabras reconfortantes de Pancho habían hecho que su miedo al dentista se redujera un poco. "Gracias, Pancho"- dijo ella-, ahora me siento mejor. Tal vez pueda ir al dentista sin tanto miedo". Los días pasaron y llegó el momento de la cita con el dentista.
Jimena recordó las palabras de Pancho y decidió enfrentar su miedo. Cuando entró a la sala del dentista, vio una sonrisa amable en el rostro del doctor. El dentista le explicó todo lo que iba a hacer antes de comenzar cualquier procedimiento.
También le mostró los instrumentos para que pudiera ver cómo funcionaban. Jimena respiraba profundamente mientras el dentista revisaba sus dientes. Para sorpresa suya, no sentía ningún dolor ni molestia.
Al finalizar la visita, el dentista felicitó a Jimena por haber sido tan valiente y le dio una pegatina brillante como recompensa.
Cuando salió de la consulta dental, Jimena se sintió orgullosa de sí misma por haber superado su miedo al dentista gracias a la ayuda y consejo del conejito Pancho. Desde aquel día en adelante, Jimena dejó atrás su temor al dentista y se convirtió en una niña valiente que cuidaba de su salud dental.
Y todo gracias a la amistad y el apoyo del simpático conejito Pancho. Y así, Jimena aprendió que enfrentar nuestros miedos puede llevarnos a descubrir cosas maravillosas y crecer como personas valientes.
FIN.