El valiente viaje de Alex



Había una vez un pollito llamado Alex que vivía felizmente con su familia en un granero. Un día, al despertar, se dio cuenta de que todos a su alrededor habían desaparecido.

No había rastro de sus padres ni de sus hermanitos. Alex se sintió asustado y confundido. No entendía por qué su familia lo había dejado solo. Sin embargo, decidió no rendirse y emprender una aventura para encontrar a los suyos.

Caminando por el campo, Alex encontró a un simpático ratón llamado Rodolfo. El ratón le preguntó qué le pasaba y Alex le contó sobre la desaparición de su familia. Rodolfo decidió ayudarlo y juntos comenzaron a buscar pistas.

En su búsqueda, se toparon con un obstáculo: un río muy ancho y peligroso. Alex tenía miedo de cruzarlo, pero Rodolfo lo animó diciendo: "¡No te preocupes, amigo! Yo sé cómo nadar".

Con valentía y confianza mutua, lograron atravesar el río sano y salvo. Mientras continuaban buscando, llegaron a un bosque oscuro y espeso. Los árboles altos les daban miedo a ambos, pero sabían que debían seguir adelante si querían encontrar a la familia de Alex.

Juntos caminaron con cautela hasta que vieron una luz brillante entre las ramas del bosque. Se acercaron sigilosamente hacia la luz y descubrieron que provenía de una luciérnaga llamada Luciana. Ella también se ofreció para ayudarlos e iluminar su camino.

Con la luz de Luciana, pudieron encontrar un sendero seguro a través del bosque. Después de mucho caminar y superar obstáculos, Alex, Rodolfo y Luciana llegaron a una granja donde encontraron a la familia de Alex.

Resulta que se habían quedado atrapados en un granero vecino debido a una tormenta. Todos se abrazaron emocionados y felices por haberse encontrado nuevamente.

Alex había aprendido muchas cosas durante su aventura: que no debía rendirse, que podía confiar en sus amigos y que enfrentando sus miedos podía lograr grandes cosas. Desde ese día, Alex valoró aún más a su familia y siempre estuvo dispuesto a ayudar a otros animales necesitados.

Juntos vivieron muchas aventuras más, pero nunca olvidaron esa primera vez en la que el pollito valiente demostró que no importaba cuán grande fuera el mundo o cuántos obstáculos tuvieran que enfrentar: siempre estarían juntos para apoyarse mutuamente.

FIN.

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